Bangkok, la ciudad de los rascacielos 6


Nos vendieron Bangkok como una ciudad estresante, sucia, ruidosa y no muy agradabale en general. Eso nos dijo incluso un español, residente en Bangkok desde hace 5 años, que conocimos nada más bajar del avión y que nos ayudó mucho a orientarnos. Quizás fue porque volviamos de la India, de Delhi, quizás porque todos los viajeros con los que hablábamos nos la habían pintado muy negra o quizás porque las dos veces que estuvimos en la ciudad nos alojamos lejos de la zona de “mochileros”, pero la cosa es que nos gustó Bangkok. No deja de ser una gran ciudad, pero el largo tráfico es ordenado, la gente es muy educada, el metro es moderno y rápido y las calles son anchas y en su mayoría están limpias. Después de la India fue como volver a la civilización.

Rascacielos de Bangkok desde el parque Lumpini

Rascacielos de Bangkok desde el parque Lumpini

En nuestra primera visita aprovechamos para hacer turismo express y ver el famoso Buda reclinado y el Gran Palacio. Probamos nuestro primer Pad Thai y la verdad es que no nos gustó mucho. Luego descubrimos que ese primer Pad Thai no se parecía ni de lejos a lo que es realmente. Además nos asomamos a la agitada China Town. También descubrimos el restaurante con el, hasta ahora, mejor Pad Thai que hemos probado.

Nuestro primer Pad Thai

Nuestro primer Pad Thai

Wat Pho

Wat Pho es un recinto monacal donde se encuentra la representación del buda reclinado más grande del país y por consecuencia es un destino obligado para todos los thais. La entrada es de 100THB (2,5€) por persona e incluye una botella de agua bien fresca. Todo un detalle! Lo ideal es ir bien temprano ya que enseguida se llena de grupos organizados y hay que hacer cola hasta para salir a la calle. La representación de Buda es alucinante. Se encuentra encajonado en un templo, mide 46 metros de largo y 15 de alto, apurando hasta el techo. Las paredes y el techo parecen empapeladas de iconografía budista pero son pintadas a mano. En ellas se encuentran escenas mitológicas y cada detalle es una obra de arte. Además del buda se encuentran diferentes mini pagodas y esculturas budistas alrededor: como los protectores guerreros chinos. Resulta que la embarcaciones provenientes de China utilizaban estas esculturas ya no sólo como protección para su viaje, sino como contrapeso para el barco, una vez llegaban a Tailandia, como no sabían qué hacer con ellas y se las quedaban en los templos.

 

 

 

Guardián y contrapeso con forma de Marco Polo

 

 

 

El buda reclinado de Wat Pho con nosotros delante

El Buda reclinado de Wat Pho con nosotros delante

El Grand Palace tailandés

O también llamado Port Aventura. Parecía un festival de guiris. No se podía apreciar casi nada de la primera parte del recorrido y menos aún hacerte una foto en condiciones! Empecemos por el principio: al Grande Palace no se puede acceder con pantalones cortos ni tirantes, así que nos tuvimos que vestir como buenos thais y una vez así pudimos pagar nuestra entrada. Ellos te dejan la ropa y luego la has de devolver y recoger un pequeño depósito.
Desde la entrada te proponen 3 tipos de itinerario: el express, el medio y el largo. Nosotros acabamos haciendo una mezcla! La primera parte son templos muy hostentosos y con oro por doquier. Muy parecidos a los templos de Wat Pho, viniendo de ahí nos parecía un poco lo mismo. La gracia es que había muchas esculturas coloridas.

 

 

 

Así sí, así se puede entrar al Grand Palace.

 

 

 

En la segunda parte del recorrido pudimos ver propiamente el palacio, al menos por fuera. Por dentro solo eran
accesibles 2 salas: la de acogida de invitados por el rey y la sala de fiestas. Nada más! Para Roser fue un poco decepcionante no poder ver las habitaciones o salas comunes, pero se ha de entender que la familia real vive ahí y que todo está plagado de militares vigilando.

Frente a la sala de audiencias del Grand Palace de Bangkok

Frente a la sala de audiencias del Grand Palace de Bangkok

Protectores en una columna del Grand Palace de Bangkok

Protectores en una columna del Grand Palace de Bangkok

Bangkok: second round

Volvimos a Bangkok un mes más tarde porque teníamos que solicitar los visados a Myanmar. Como no queríamos pagar el pastizal que supone tener el visado el mismo día, pedimos tenerlo para al cabo de 3 días. Eso nos permitía acabar de ver los lugares más conocidos de esta enorme ciudad.

Furgoneta con todo lo necesario para el visado de Myanmar

Furgoneta con todo lo necesario para el visado de Myanmar

Volvimos a alojarnos alejados de la zona de mochileros y cerca del río Chao Phraya. La mejor manera es desplazarte en barco ya que las horas puntas de tráfico son casi todo el día y las caravanas llegan a ser de hasta 6 km de largo!! Con lo cual coger un tuk-tuk, taxi o moto-taxi es, casi siempre, una pérdida de tiempo.
En esta segunda ocasión volvimos a acercanos a China Town y nos perdimos por sus callejuelas. Como se acerca el año nuevo chino lo encontramos todo lleno de tiendas con decoración para la fiesta: máscaras, farolillos, zapatos de papel, ropa, guinarldas… todo muy rojo!

Preparando el año nuevo chino

Preparando el año nuevo chino

China Town

China Town

Aprovechamos, también, para ir al parque más conocido de la ciudad: Lumpini Park, situado en la zona de negocios, este parque está rodeado de rascacielos. A simple vista parece un parque normal, con dos o tres laguitos, no más bonito que el Parc de la Ciutadella de Barcelona. Pero, OH! Sorpresa! Qué nos encontramos? Unos “lagartos” gigantes se paseaban a sus anchas por la orilla del lago. Verlos nos alegró el paseo.

Lagartos en Lumpini Park

Lagartos en Lumpini Park

Khao San Road, qué decepción!

Pues sí, quizás porque fuimos a las cuatro de la tarde cuando aún no había mucha vidilla fiestera y de desfase o quizás porque hemos visto calles más curiosas en la India, Khao San Road no nos resultó nada excepcional. Se trata de la calle de mochileros por excelencia y donde se pueden encontrar precios más bajos que en otros barrios de la ciudad. Llena de tiendas de camisetas, de tatuajes de henna, de puestos de falsificación de documentos (todo muy legal, eh!) y de extranjeros. Obviamente! Eso si, ni una taza de souvenir. No está de más pasarse a echarle un vistazo y quizás hacer una de las 7 propuestas! 😉

7 cosas que hacer en Kao San Road

7 cosas que hacer en Kao San Road

El que paga es por que quiere

La mañana antes de irnos decidimos ver cuatro cosas más que teníamos pendientes, una de ellas era la Golden Mountain. Se trata de un templo situado en una colina en el centro de Bangkok desde la que se puede ver toda la ciudad. Para acceder a ella se ha de pagar 20 THB, y diréis “pero si eso no es nada, tacaños! Catalanes!” Pero 20 x 2 = 40 THB (1€), con eso comemos los dos! Así que fuimos rodeando la colina hasta que casualmente encontramos un acceso (el de salida) por el que subían unas chicas thais. Y nos dijimos, “si la gente local lo hace será que es lo correcto, no?”. Subimos en contradirección y voilà! Tuvimos unas vistas espectaculares de la ciudad. Eso no quiere decir que todo el mundo deba hacerlo, pero que es posible, sí!

Vistas desde Golden Mountain

Vistas desde Golden Mountain

Beber agua en Bangkok

Hemos pasado gran parte del tiempo en Tailandia comprando agua embotellada en los 7-eleven que crecen como setas en todas las esquinas del país. Una botella de agua de 1,5L no es muy cara, cuesta unos 13THB (0,33€), pero cuando empiezas a tirar tres botellas de plástico al día empiezas a pensar si no se podrían rellenar. El agua en Tailandia no es potable y ni siquiera los locales beben agua del grifo, así que esa no era una opción. Estando por segunda vez en Bangkok descubrimos que existen unas máquinas en las que por 1THB (0,03€) puedes rellenar una botella de 1,5L. Lo descubrimos muy tarde, pero más vale tarde que nunca! Resulta que estas máquinas están por toda Tailandia.

Rellenando las botellas de agua

Rellenando las botellas de agua


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