Gaarawé, un sueño en Tailandia 4


Con todo lo que pasa por el mundo hay algunos que se han cansado del capitalismo. Hay algunos que han acabado cansados de la política y sobre todo cada vez más gente que se está dando cuenta que el ritmo de consumo y generación de residuos de “los países civilizados” no es ambientalmente sostenible. Con estos ingredientes empieza también la historia de Lele. Un buen día, este italiano, cogió su moto y su pasaporte, y se perdió tres años en la selva Tailandesa. Tres años en los que descubrió una nueva manera de entender la vida, nuevas maneras de disfrutar de las pequeñas cosas.

Cabañas de Bambú en Gaarawé

Cabañas de Bambú en Gaarawé

Así tres años más tarde, todavía con la moto y estando cerca del parque nacional de Khao Sok en la parte sur de Tailandia, Lele compró un terreno en el que ver crecer su sueño, un sueño que había ido madurando durante sus noches en la selva: un pueblo autosuficiente, un eco-village.

Desayunos contundentes

Desayunos Contundentes

Conocimos este proyecto a través de workaway, una página que ofrece trabajo a cambio de alojamiento y comida, o sólo alguna de ellas en varios países. El proyecto nos pareció muy interesante.

Preparando la cena de nochevieja

Preparando la cena de nochevieja

Nos costó bastante llegar hasta allí, pues la aldea se encuentra en un lugar indeterminado entre el pueblo de Phanom y el parque nacional de Khao Sok. Al final acabamos enfadados con el conductor del autobús, con los del pueblo por no darnos indicaciones claras y con nosotros mismos por no planificarlo mejor. Al llegar, el magnifico ambiente que nos encontramos hizo que se nos pasaran todos los enfados.

Haciendo turismo con Laurent y Orian (otros voluntarios)

Haciendo turismo con Laurent y Orian (otros voluntarios)

Gaarawé dista mucho de ser un pueblo auosuficiente, pero el entusiasmo de Lele y la fuerza y coraje de Touch, su pareja, son contagiosos. Pasamos 15 días trabajando en este bonito sueño tratando que sea un poco más real y vimos muchísimos avances. Construimos un corral para las gallinas, plantamos todo tipo de plantas y árboles, desbrozamos gran parte del terreno y empezamos a hacer ladrillos para futuras construcciones.

Terminando el techo del corral

Terminando el techo del corral

Todo esto acompañado de un ambiente maravilloso en el que hemos tenido oportunidad de conocer gente de diversas nacionalidades con ideas muy distintas y a la vez muy próximas. Gente de todas las edades viajando por el mundo de diferentes maneras o intentando experimentar nuevas cosas. Y, por fin, después de 7 dias en Tailandia, hemos podido vivir los primeros contactos reales con gente autóctona.

Haciendo ladrillos

Haciendo ladrillos

Primera tanda de ladrillos terminada

Primera tanda de ladrillos terminada

Mister T es uno de los grandes trabajadores con los que hemos tenido el placer de compartir buenos ratos. Un buen ejemplo de una persona que sin saber nada de inglés es capaz de hacerse entender. Y no sólo eso, sino que hacia el trabajo de 5 voluntarios en la mitad de tiempo!

Ratos libres entre el trabajo

Aunque hemos pasado muchas horas en la eco-village entre charlas, trabajo y grandes comidas y cenas, hemos encontrado también tiempo para hacer algo de turismo.

En la carretera entre Panom y Kao Sok

En la carretera entre Panom y Kao Sok

Aprovechamos para ir a ver el Big Tree, un trekking de 2Km en Long Phanom National Park que te lleva hasta un árbol enorme en medio de la selva y a varios miradores. 2Km parecen pocos, eso pensábamos nosotros, pero a 36ºC y con una humedad que roza el 90% se hace bastante duro. Por suerte, después los guardias del parque nos invitaron a sandia y guava y un alma caritativa nos acercó a los 8 voluntarios a la eco-village cuando haciamos autoestop.

Perdidos en el Big Tree

‘Perdidos’ en el Big Tree

También aprovechamos para ir a ver una piedra que se aguanta vertical en lo alto de un promontorio. La piedra en si, la llaman Big Stone, ya es bastante curiosa, pero además se tienen unas vistas magnificas de todos los alrededores.

Roser y Orian saltando en la Big Stone

Roser y Orian saltando en la Big Stone

El crystal river y una cueva convertida en templo a Bhuda son las otras dos cosas que vimos. El crystal river fue una gran decepción, tanta que no tenemos ni fotos. Hay que pagar 50 Bhats por entrar y no es nada más que un area de pícnic para Tailandeses con un río para bañarse. Nada que no se pueda encontrar en Galicia.

Dani en Bhuda Cave

Dani en Budha Cave

El templo de Bhuda en la cueva es otra historia. La cueva es preciosa y la manera en que la han convertido en templo es una maravilla. Aberturas naturales llenas de árboles, de estalactitas y estalagmitas se mezclan con imágenes religiosas en cada rincón. Es dificil de explicar, pero produce una fuerte impresión.

Escaleras que se adentran en Bhuda Cave

Escaleras que se adentran en Bhuda Cave

Nuestros últimos días en Gaarawé fueron idas y venidas de personas nuevas, y aunque con ellos no pudimos entablar una gran relación, estamos muy contentos de haber conocido personas tan interesantes y de edades tan diferentes, con ganas de hacer un mundo distinto y algo mejor.


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4 ideas sobre “Gaarawé, un sueño en Tailandia

  • Luis

    Comparto el criterio de que la economía de mercado occidental es insostenible porque produce de una forma acelerada y nuestro planeta no podrá aguantar mucho. En lo demás, ¿qué se puede decir?, creo que al igual que vosotros hay que vivirlo, verlo desde las fotos o desde documentales no llena lo mismo, ni de lejos. Al menos, vosotros lo estais disfrutando, ¡enhorabuena!.

  • M. José

    Desde aquí yo procuro colaborar con el medio ambiente, aunque sirva de poco. El ecovillage es una gran iniciativa y me alegro que hayais podido colaborar. Muchos besos