Jaisalmer, dónde está la India? 5


Después de la experiencia en Jodhpur, Jaisalmer nos recibía con los brazos abiertos. Durante el trayecto en tren el cambio de paisaje fue evidente. Grandes terrenos desérticos, nuevos animales como gacelas, camellos y algun zorrillo; y un nuevo color: el dorado.
Jaisalmer es una pequeña ciudad que conserva una fuerte identidad y en la que uno siente por momentos que no está en la India que ha ido viendo. Las mujeres siguen llevando sus sarees pero estos son más elegantes, y decoran sus brazos con miles de pulseras llegando hasta los hombros. Los hombres llevan vestidos largos típicos del desierto y la arquitectura adquiere un toque musulmán. También se hace patente lo cerca que estás de la frontera con Pakistán, por las bromas de la gente y por la fuerte presencia del ejército, que como te recuerdan varios carteles repartidos por la ciudad: son el orgullo de la nación.

Mujeres por las calles de Jaisalmer

Mujeres por las calles de Jaisalmer

El fuerte en sí parece muy grande pero se puede ver en unas horas y ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad. Al igual que esta que parece grande, ir de una punta a otra no te lleva más de 20 minutos andando. Jaisalmer, tanto desde el fuerte como desde fuera, tiene una magia especial.

Disfrutando de noche de las vistas del fuerte

Disfrutando de noche de las vistas del fuerte

Segun habíamos leído el fuerte te transporta a una Jaisalmer que se quedó estancada en el tiempo hace 400 años. Bueno, en este sentido nos decepcionó un poco. No encontramos que el fuerte fuera lo mejor de la ciudad, aunque es bonito. Sin embargo, las calles de Jaisalmer, con sus distintos palacios de piedra amarilla tienen un encanto especial. Es realmente la ciudad amarilla, la mayoría de las casas son verdaderas obras de arte y es muy agradable pasear por sus estrechas calles sin vendedores asaltantes cada minuto.

Trabajo en piedra en la fachada de una casa

Trabajo en piedra en la fachada de una casa

Uno de los días en Jaisalmer nos acercamos a una colina en las afueras para ver el fuerte desde lejos. Le llaman Sunset Point. Ofrece unas vistas increíbles además de un paseo por la zona más rural de la ciudad que resulta muy agradable.

Roser sentada en el Sunset point

Roser en el sunset point

Jaisalmer es una ciudad que vive en gran parte para el turismo, por eso los precios de los restaurantes son tan elevados. Aun así, encontramos un puestecillo al lado del fuerte de un chico nepalí donde comimos todos los días que estuvimos allí! Pasta y comida nepalí super barata y riquísima!

Por fin algo de pasta en el puesto callejero Nepalí

Por fin algo de pasta en el puesto callejero Nepalí

Aprovechamos nuestros días en esta ciudad para hacer lo que vienen a hacer la mayoría de turistas: Un safari en camello por el desierto del Thar! Los palacios de la ciudad eran carísimos y decidimos decantarnos por no verlos y poder hacer el safari, aun así tuvimos la gran suerte de poder entrar de gorra en la más importante durante la noche, cuando ya estaba cerrado al público.

Patwa Haveli, donde pudímos entrar de noche

Patwa Haveli, donde pudímos entrar de noche

Safari en Camello

Aunque al principio queríamos hacer solo una tarde, finalmente nos decidimos por hacer un safari de 2 días y una noche en el desierto para poder ver las estrellas y vivir realmente la experiencia.

El desierto del Thar no es el desierto del Sahara, el sistema de dunas no es impresionantemente grande, la mayoría del desierto está cubierto de pequeños matojos e ir montado en un camello no es precisamente cómodo. Eso era lo malo, lo bueno: una experiencia muy bonita con camello por el desierto.

Camellos en las Dunas

Camellos en las Dunas

Entre todas las cosas buenas, la opción de ver varios animalillos y de dormir en las dunas bajo las estrellas fue impresionante. También está el silencio, el silencio del desierto es una maravilla, es completo. Si a lo bonito que esto ya es por si mismo le añadimos que venimos del caos de las ciudades indias, el silencio es todavía más maravilloso.

Dani junto a su camello

Dani junto a “su” camello

A todo esto hay que sumarle un guía bastante majo que ha aprendido inglés en la escuela del desierto, como él mismo nos dijo, y unos compañeros de viaje bastante agradables. Éramos sólo 6 y no vimos a nadie más en todo el safari así que es importante que la compañía fuese agradable.

Pasamos también momentos muy divertidos, entre ellos uno en el que Roser intentó hacerse una foto con un camello. Dejamos alguna foto de su pelea antes de conseguirlo finalmente.

Roser peleando con su camello

Roser peleando con “su” camello

Roser triumfante junto a su camello

Roser triumfante junto a “su” camello


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