Llegar hasta Perhentian no fue nada fácil. Salíamos del parque nacional de Kuala Tahan, en la selva, y por lo tanto nuestra mejor opción era la de coger un bus local hasta la ciudad más próxima y allí coger un bus que nos llevase hasta destino o al menos hasta el ferry.
Igual que en Indonesia, sin embargo, topamos con las fiestas: una nueva celebración musulmana que se juntaba con el día nacional de Malasia, dándole a los Musulmanes malayos un macropuente. El resumen para nosotros es que no había autobuses así que tuvimos que ir hasta la ciudad de Kuatan donde haríamos noche, y con suerte encontraríamos un autobús para el día siguiente hacia las islas Perhentian.
Encontramos el autobús, después de preguntar en muchas compañías y recibir muchas veces la respuesta de “todo lleno”. Por desgracia la hora de salida no era muy buena y además el autobús llegó con retraso por lo que llegamos a Kuala Terengganu, nuestro último destino antes de las islas, de noche, obligándonos a esperar al día siguiente para coger un autobús hacia el puerto y un barco.
Así, tardamos 3 días en llegar hasta las islas Perhentian pero pudimos dormir en hoteles y tomárnoslo con tranquilidad a diferencia de lo que pasó en Indonesia. Una vez en el puerto sólo nos separaban 40 minutos de las islas. Curiosamente nos salió más barato contratar un barco privado (en una agencia de viajes) que pagar el servicio de ferry.
Atardecer en Long Beach
La cara paradisíaca de Perhentian
No teníamos ninguna idea de lo que íbamos a ver en Perhentian. Nuestro ordenador llevaba unos días roto y el smartphone que tenemos desde hace poco, tiene la batería cascada y tarda unas 24 horas en cargar, así que no lo usamos apenas. Quizás fue por eso que nos sorprendió tantísimo la primera imagen de la isla: un lugar casi virgen donde sólo las playas están habitadas y donde el resto de la isla es selva. En las islas no hay coches ni motos, no hay ningún tipo de transporte, la única manera de moverse es andando o mediante barcas. Eso lo convierte en un lugar ideal para relajarse y descansar.
Además las playas no están extremadamente masificadas debido a los duros monzones que golpean la isla cada año y que destruyen casi todo lo que encuentran a su paso. Los hoteles y escuelas de buceo, así como el servicio de ferry cierran durante los monzones. A esto hay que sumar largas playas de arena blanca, selva y grandes lagartos que se pasean tranquilamente por toda la isla sin miedo ninguno de la gente. Un lugar paradisíaco sin duda, donde pasar unos días tranquilamente sin preocuparse de nada.
Playa principal de la isla pequeña
La cara no tan bonita de Perhentian
Las escuelas de buceo, los restaurantes y hoteles hacen mucho hincapié en mantener limpia la isla, reducir el consumo de plásticos y en general llevar una vida sostenible para preservar la isla como está. Sin embargo, no hay nada que permita hacerlo. En Long Beach, la playa donde se encuentra todo el alojamiento barato y la mayoría de restaurantes que uno puede permitirse, las colillas acaban en la playa y las fiestas nocturnas dejan un reguero de basura por la playa que luego se recoge solo a medias. Esto hace que sea posible disfrutar de la playa pero no de la misma manera que si estuviese perfectamente limpia. Hay que decir que nada tiene que ver con bañarse entre plásticos, son puntos concretos, allí donde hay fiesta o donde los rezagados la terminaron.
En otras playas o lugares menos turísticos es posible encontrar puntos concretos donde la basura se almacena. No está todo lleno de basura, son puntos concretos, pero el calor extremo del país no ayuda a que estos sean agradables lugares de paso.
Además, el paraíso tiene un precio y es que cuando hablamos de restaurantes que nos podamos permitir no hablamos de nuestro presupuesto habitual, sino de que es posible llegar a pagar 8 veces el precio que vale en tierra fierma por un plato de comida. La mayoría de precios están doblados o multiplicados por 3 y eso en la zona más barata. Donde normalmente pagamos 40 R por una habitación los dos, aquí puedes pagar 50 por una sola cama en un dormitorio compartido con 8 personas más. Es el precio del paraíso.
Lagarto paseándose tan pacho
La cara subacuatica
Nuestra principal actividad en Perhentian Kecil, la isla pequeña de las 2 Perhentian, fue el buceo y lo pasamos en grande. Por suerte encontramos una escuela de buceo que nos incluía 2 noches de alojamiento si buceábamos con ellos y nos dejaba el resto de noches a mitad de precio así que lo del alojamiento nos salió redondo porque ya teníamos intención de bucear.
Perhentian ofrece un mundo submarino increíble. Quizás no tan bueno a la hora de ver peces como Komodo u otros lugares, pero la fauna es muy rica y los lugares de buceo son muy divertidos. Ideal para empezar a bucear pero también si ya tienes más practica.
Si ya llevas algunos buceos puedes ver barcos hundidos, entrar en su interior si tienes la especialidad de barcos hundidos, bucear en pasadizos de roca … Al final hicimos 5 buceos cada uno a lo largo de los 5 días que estuvimos allí y aunque nos movimos un poco a otras playas nos quedamos prácticamente siempre en Long Beach, disfrutando de la vida submarina de este lugar que además nos dejó algun bicho interesante como un par de tiburones, una raya enorme o un pez roca (un pez que se camufla perfectamente con el entorno).
¡A bucear!
Las 3 caras juntas
Independientemente de la parte mala de la isla, Perhentian nos deja con buen sabor de boca. Nos quedamos allí más dias de lo previsto e incluso nos hubiésemos quedado alguno más si no hubiese sido porque otra fiesta amenazaba con volvernos a dejar sin transporte si alargábamos un día más. Además, queríamos tiempo para arreglar el ordenador, que al final se arreglo sólo como por arte de magia. Perhentian han sido como unas buenas vacaciones.
El interior de la isla
Os estaías convirtiendo unos expertos en buceo…
Unas islas muy vírgenes por lo que veo, debería haber mucha tranquilidad en ellas, y Buenos buceos os habéis dado.