Jaipur, Amer y la otra cara de la personalidad India 5


Aunque nos hubiese gustado pasar unos días más en Jaisalmer, tomamos el camino a Jaipur para poder disfrutar de esta ciudad que todo el mundo nos había vendido tan bien. Es conocida como la ciudad rosa y tiene gran cantidad de monumentos por ver además de ser la capital del Rajastán.

Sinceramente ninguno de los dos fuímos capaces de encontrarle nada especial a esta ciudad. Quizás por las espectativas que nos habían creado o quizás porque a diferencia de todos los demás, para nosotros no era la entrada al Rajastán sino la salida. No se puede negar la belleza de algunos de sus monumentos o lo interesante que resulta el Museo Albert Hall, sin embargo tiene su pegas. Las entradas a los monumentos son bastante caras, así que nos decidimos por comprar un tiquet que te permite entrar a 8 de los monumentos más importantes de la ciudad y alrededores. También es caro, pero te ahorras un buen pico y si eres estudiante todavía más.

Albert Hall

Albert Hall

Aunque Dani no tiene la tarjeta de estudiante, pudimos comprar los dos tiquets de estudiante en diferentes monumentos con la tarjeta de Roser así que nos salió bastante bien de precio al final :). La parte mala es que el tiquet sólo es válido por dos días, tarea que resulta imposible si quieres dedicarle a cada monumento el tiempo que se merece.

Sarga Suli en Jaipur

Sarga Suli en Jaipur

La belleza del Hawa Mahal, el palacio de los vientos, es innegable y Albert Hall tiene algunas cosas interesantes, pero la mayoría de piezas de este museo construído gracias a los ingleses son reproducciones de obras más importantes que se encuentran en otros museos. También aprovechamos para ver el Sarga Suli, un minarete erigido en honor a una victoria en guerras pasadas; el Janta Mantar, un observatorio astronómico que resulta bastante curioso y algunas cosas más. Sin embargo no encontramos en esta ciudad nada del encanto que hemos encontrado en otras partes de la región.

Hawa Mahal, desde donde las mujeres del rey podian ver la calle

Hawa Mahal, desde donde las mujeres del rey podian ver la calle

Amer

Lo que si que merece la pena, y mucho, es el fuerte de Amer o de Amber. Se encuentra en el pueblo del mismo nombre, a 20Km de Jaipur y se puede llegar en un bus local por tan solo 20 rupias. El fuerte es impresionante desde fuera y bastante bonito desde dentro, aunque hace muchos años que está abandonado y las habitaciones son poco más que 4 paredes.

Fuerte de Amer visto desde Jaighar Fort

Palacio de Amer visto desde Jaighar Fort

Desde el propio fuerte de Amer se puede llegar también a través de unos pasadizos al fuerte de Jaigar. Hay que pagar la entrada a parte, pero las vistas, el teatro de marionetas y el propio pasadizo son curiosos de ver así que vale la pena acercarse andando.

La subida al fuerte de Amer está llena de turistas y por consiguiente llena de vendedores ambulantes. Nos fijamos especialmente en la cara de uno bastante pesado. Aún y así, por el camino uno tiene la ocasión de ver elefantes, se ven bastante mal tratados pero es la primera vez que ves un elefante fuera del zoo y hace cierta ilusión.

Jardines del fuerte de Amer

Jardines del fuerte de Amer

En este pueblo pasamos 4 días en casa de un chico que encontramos a través de couchsurfing. La verdad es que fue una primera experiencia de couchsurfing bastante rara, pero podemos decir que fue muy agradable. La familia del chico era encantadora y aunque eran muy humildes nos ofrecieron todo lo que tenían.

Palacio de los espejos en Amer Fort

Palacio de los espejos en Amer Fort

En esos momentos descubres la otra cara de la personalidad india. Todos en el “barrio” saben quien eres, que edad tienes, a que te dedicas, de donde vienes y a donde vas. Pero todo cambia también radicalmente, la gente ya no te intenta vender cosas, te saludan con una sonrisa y aunque no hablan inglés intentan comunicarse contigo. Un día nos invitaron a cenar a casa del tio del chico, que resulta que estaba preparando su boda. Cenamos maravillosamente y descubrimos lo grande que puede llegar a ser una família india.

Pozo en Amer

Pozo en Amer

El segundo día aprovechando que estabamos allí volvimos a subir al fuerte y volvimos a coincidir con el vendedor que recordábamos por lo pesado que había sido. Nos saludó y no nos ofreció nada más. Estaba enfermo? No, resultó ser vecino de Pawan, el chico que nos alojaba, como descubrimos más tarde y ya se sabe a los amigos de mis amigos…

Echabais en falta los monos?

Echábais en falta los monos?

También fuimos a un restaurante donde descubrimos que podíamos comer 4 personas, repitiendo uno de ellos, por menos de lo que habitualmente comemos nosotros dos. Volvimos a ir a ese restaurante sin Pawan y su amigo y nos mantuvieron los precios. Más de una vez hemos visto sacar una carta para los indios y otra para los extranjeros, pero ya se sabe, a los amigos de mis amigos…

Templo a Shiva en Amer

Templo a Shiva en Amer

Además descubrimos el pequeño pueblo de Amer que resulta tener un montón de rincones encantadores como unos pozos o algunos templos a Shiva. Quizás tenga ese encanto que le falte a Jaipur, o quizás sea por lo bien que nos trataron.

Pawan, nuestro amfitrion posando con nosotros

Pawan, nuestro anfitrión, posando con nosotros


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