La antigua capital nipona: Kioto 2


Si por algo es conocido Kioto es por la cantidad de templos por metro cuadrado que hay en la ciudad, que en su día fue la capital de la actual Japón. Nosotros teníamos 3 ‘planes’ preparados para hacer en la ciudad: la visita a Nara (que contaremos en el próximo post), la visita al bosque de bambú de Arashiyama, a unos 10km de Kioto, y la visita al templo Fushimi Inari.

Palacio Imperial de Kioto

Palacio Imperial de Kioto

Llegamos a Kioto a las 8 de la mañana, puntualidad japonesa, y justo bajar del autobús nos encontramos con uno de sus templos más conocidos: Higashi Honganji. Aún con las legañas en los ojos nos asombramos al ver lo bonito y grande que era, almenos, por fuera. Después de dejar las mochilas, la primera parada fue el Palacio Imperial, que pudimos visitarlo de manera gratuita. Se encuentra en un enorme recinto, hoy en día utilizado como parque público, en el que hay otros palacetes más, de pago. El Palacio Imperial consta de diferentes partes, y aunque no se puede ver el interior de todas, sí que se puede hacer una idea de cómo vivían hasta 1869, antes de la Restauración de Meiji. El palacio quedó parcialmente abandonado cuando se hizo la restauración del nuevo régimen, cuando movieron la capital a Tokio. Las estancias son grandes y del mismo estilo aquitectónico casi todas, con grandes patios rastrillados a la perfección. El recinto, de 1300 metros de largo y 700 m de ancho, tiene unos preciosos jardines donde mucha gente aprovechaba los colores otoñales tan vivos para hacerse fotos, e incluso sesiones de fotos de boda. Algo que nos fuimos encontrando a lo largo de nuestros doce días en el país.

Interior del Palacio Imperial

Interior del Pakacio Imperial

Los colores de Japón en otoño. Parque del Palacio Imperial

Los colores de Japón en otoño. Parque del Palacio Imperial

Por la tarde fuimos a ver el famoso templo en el que habíamos parado por la mañana: Higashi Honganji. Justamente ese día celebraban algun acto especial, y tuvimos la suerte de no sólo ver el templo en sí, sino estancias privadas y jardines que normalmente están cerrados al público (y gratis). Pudimos pasear por esas salas tan antiguas, de suelo de tatami y con las paredes pintadas. Un arte muy refinado y bien conservado. Aunque todavía no sabemos que es lo que celebraban.

Kioto se diferencia fundamentalmente con Tokio en una cosa: es mucho más tranquilo el ritmo de vida, la agitación es prácticamente inexistente. Hay un punto, por eso, en el que a pesar de la lluvia y a pesar del frío que nos hacía, nos encontramos a muchísima gente, y fue paseando por las famosas calles Sannenzaka y Ninenzaka donde teóricamente se filmó la película de Memorias de una Geisha. Y no es para menos que haya tanta gente, tiendas de souvenirs y tiendas de alquiler de kimono (sí, sí, como leéis se pueden alquilar kimono por 30€ y darte vueltas por la ciudad como si de una japonesa normal se tratase), estas calles tienen mucho encanto. Calles empinadas, empedradas y estrechas, casas bajas y de madera, todo con mucho encanto a pesar de la multitud de paraguas que éramos por ahí.

Interior de uno de los templos

Interior de uno de los templos

Postureo Kimono

Postureo Kimono

Calle Sannenzaka llena de paraguas

Calle Sannenzaka llena de paraguas

También nos quisimos acercar a uno de los varios barrios de geishas que siguen existiendo. Como aclaración una geisha es una mujer que ofrece buenas conversaciones y arte, que entretiene fiestas o reuniones, sea con hombres o mujeres. No es una prostituta. Por otra parte, una maiko es una aprendiz de geisha. Así pues, paseando por estas bonitas calles de casas bajas de techos de madera y bicicletas apoyadas en las puertas, vimos a lo lejos a una maiko y a su maestra. Nos acercamos con cierto disimulo y allí estaba, preciosa. Con la cara radiantemente blanca y los labios rojos, un peinado a prueba de laca y unos pasitos cortos pero decisos. Seguramente irían a alguna fiesta y allí tendría que desplegar sus artes. Saltamos de alegría por haberla visto, aunque fuera tan sólo a una. Pero caminando un poco más vimos a otra por un callejón. La seguimos con disimulo, de nuevo, pero se escurrió por esas pequeñas calles. Aún así, estabamos contentos.

Casas de Kioto

Casas de Kioto

Fushimi Inari, el templo de los Toris

El camino de Toris (una especie de arcos) que lleva hasta la montaña sagrada es conocida por salir en la película Memorias de una Geisha. El templo se encuentra a 6km del centro de Kioto. Nosotros nos acercamos al santuario de Fushimi Inari después de nuestra visita a Nara para dar un paseo, pero fue muy agobiante y además se nos hizo de noche. Apenas pudimos disfrutarlo. Nos habían recomendado ir a la caída del sol, porque se suponía que había menos gente, pero lo cierto es que estaba repleto. Lo bueno es que es un templo que está abierto las 24 horas del días, así que si quieres fotos tú solito, ya sabes: a primerísima hora de la mañana 🙂

Camino de Toris

Camino de Toris

Visita al bosque de bambú

Esta zona de Kioto es conocida por su bosque de bambú y es que este corto paseo es precioso. Pero no éramos los únicos que queríamos encontrarnos en este ídilico sitio. El paseo estaba repletísimo de gente, de curiosos que querían su foto en el verde del bambú.

La zona de Arashiyama es bonita y se puede hacer alguna pequeña excursión para poder subir a varios miradores. Además hay muchísimos templos, como es habitual en Kioto, aunque la mayoría son de pago.

Bosque de bambú

Bosque de bambú

Vistas al río desde la montañita de Arashiyama

Vistas al río desde la montañta de Arashiyama

Kioto nos pareció una ciudad muy agradable, con muchísimos templos por visitar, aunque la mayoría son de pago y un gran legado cultural. Pese a todo, echamos de menos la actividad y energía que desprende la capital: Tokio.

Chicas luciendo el Kimono

Chicas luciendo el kimono


Responder a montserrat solana ferri Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 ideas sobre “La antigua capital nipona: Kioto

  • Pilar

    Leyendo y viendo las fotos de este post entran ganes de viajar y sobretodo de visitar Japón. La foto de colores otoñales parece una postal. y las geishas me encantan. yo sería de las que alquilen quimono para la foto.

  • montserrat solana ferri

    HOLA NENS OS DESEAMOS UN FELIZ AÑO NUEVO AUNQUE SEA CON RETRASO PERO NO HE PODIDO HACERLO ANTES ,ESTOY MUY CONTENTA DE QUE ESTEIS MUY FELICES ,ASI QUE APROBECHARLO BIEN PERO MUY BIEN.AUNQUE TENGO MUCHAS GANAS DE VEROS,DISFRUTAR AL MAXIMO,RECIBID UN FUERTE BESO Y ABRAZO DE PARTE DE RAMON Y MIOS