Mae Hong Son: el largo camino de vuelta a Tailandia 4


Se acababan nuestros días en Birmania y el siguiente país a visitar no es otro que Laos. Myanmar tiene frontera con Laos, pero al ser un país rico: rubies, plata, oro y carbón la situación en las fronteras es bastante mala. Por lo visto las guerrillas de varios paises se pelean por el control de los distintos recursos. Desgraciadamente parece que a día de hoy el ser un país rico en recursos te convierte en un país pobre debido a los intereses en estos recursos. Así pues, la frontera con Myanmar – Laos quedaba descartada y nos volvíamos para Tailandia con la intención de cruzar a Laos desde allí.

El largo camino hacia Tailandia

Desde Hsipaw cogíamos un tren pronto por la mañana para llegar a Mandalay a última hora de la noche. Aunque preguntamos en varios pueblos por un bus hasta Myawady (la frontera con Tailandia) nadie sabía nada y nos enviaban a Yangón la capital, seguramente para curarse en salud. Al final, la chica del hotel en Mandalay nos dijo que si que había un autobus hacia la frontera desde Mandalay con lo que nos ahorrábamos 18 horas de tren.

Haciendo tiempo antes de coger el autobus

Haciendo tiempo antes de coger el autobus

Esas 18 horas de tren más las que viniesen después de autobus las cambiamos por 16 horas de autobus. Nos fue como anillo al dedo y además nos regalaron unas mantas y unos pasteles que nos iban estupendamente (las mantas, los pasteles desaparecieron rápido).

A primera hora de la mañana volvíamos a cruzar la frontera con Tailandia y preguntamos cómo llegar hasta Mae Hong Song a un policia. Como no supo explicarnos como llegar, él mismo nos llevó en su coche hasta la estación de autobuses y nos arregló el viaje para que llegasemos a Mae Sariang donde podríamos coger otro bus a Mae Hong Son.

Mae Hong Son desde el lago

Mae Hong Son desde el lago

Las 6 horas que duró el viaje nos sirvieron para disfrutar de las horribles carreteras de montaña Tailandesas, llenas de curvas y en una parte importante del trayecto sin asfaltar. Una niña tailandesa y un hombre birmano acabaron vomitando. Si conseguimos olvidar las curvas el paisaje es espectacular. Campos de arroz y otros cultivos se mezclan con las montañas y con las aldeas por las que el autobus va haciendo sus paradas.

Al final después de un largo viaje que duró 2 días con una parada en Mae Sariang para dormir, llegamos al que era nuestro primer destino en Tailandia: Mae Hong Son.

Mae Hong Son

Se trata de un pueblo turístico con edificios de estética parecida a los edificios Birmanos (casas de una sola planta, y casas hechas de bambú), ya que hay mucha influencia de etnias Birmanas que se refugiaron en la zona durante el gobierno militar. Además ofrece un entorno precioso y tranquilo rodeado de bosques, cascadas, aguas termales y cuevas.

Aguas termales, a 85ºC sale el agua

Aguas termales: a 85ºC sale el agua

Nosotros cogímos una moto de alquiler para recorrer los alrededores y pasamos una tarde muy agradable, si olvidamos las carreteras de cuevas, en las cascadas de Pha Seua. También fuimos a unas aguas termales en las que estuvimos poco tiempo porque el calor del ambiente mezclado con los 80ºC del agua no invitaban mucho.

En una de las cascadas cerca de Mae Hong Son

En una de las cascadas cerca de Mae Hong Son

Al día siguiente hicimos una excursión más larga, 73Km, para llegar a la cueva de Mae Lana. Habíamos leído que era para turistas intrépidos, pero poco nos imaginábamos que haríamos “espeleología” por primera vez.

Mae Lana Cave

Al llegar a la cueva vimos que el precio por visitar la cueva hasta la cascada, lo que queríamos hacer, era de 500B por persona. Miramos la cartera y: sorpresa! Solo teníamos 820B y nos guardábamos 40B para la gasolina. Nos lo aceptaron entre risas, suponemos que con lo que cuesta llegar hasta allí y que esto era todo lo que teníamos nos lo pasaron por alto.

La entrada a la cueva

La entrada a la cueva

El camino a la cueva fue un descenso al mismisimo infierno, si las rampas de la carretera nos habían parecido empinadas esto fue demasiado. (Tan sólo decir que para la vuelta nos tuvimos que bajar los dos de la moto para conseguir que avanzara!!)
Nada más introducirte en la cueva ya te mojas los pies y ahí empieza la aventura. Cuando los ojos se acostumbran a la luz del frontal y el oído al agua correteando lo que se aprecia es una maravilla. Estalactitas y estalagmitas, enormes y pequeñas, brillantes, de color plata o marrón, algunas redondas y otras con forma de coral.

Disfrutando de las vistas

Disfrutando de las vistas

Un techo altísimo pone fin a una cueva en la que te sientes diminuto. El agua siempre está presente y vas cruzando ríos interiores, algunos solo te mojan los pies y otros le llegaban a Roser hasta la cintura. Pasas por rocas estrechas, bajando escalerillas de dudosa fiabilidad. Te inicias en la espeleología sin darte cuenta cuando has de atravesar una roca de enormes dimensiones por debajo, sin pensar que si el universo lo quiere puedes morir ahí.

Embarrados en la cueva de Mae Lana

Embarrados en la cueva de Mae Lana

Llegamos a la cascada que nosotros creíamos que sería exterior y resultó que se trataba de varias piscinas tipo Pamukkale y una enorme rampa por la que caía el agua hasta una especie de cala. A todo esto, el guía iba con crocks y fumando con una mano mientras aguantaba el frontal con la otra. Todo un artista!

Piscinas naturales junto a la cascada

Piscinas naturales junto a la cascada

Toda una experiencia muy recomendable, aunque si eres claustrofóbico quizás lo pases mal, aún así, lo pasamos en grande aunque acabamos llenos de barro y alguna que otra herida.

Hay más cuevas en los alrededores de Mae Hong Son que no pudimos ver, pero es un buen sitio para aquellos que quieran pasar unos días disfrutando de la naturaleza sin sentir que hay demasiados turistas. Una comida/merienda tardía frente al lago de la ciudad completo el día de excursión.


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4 ideas sobre “Mae Hong Son: el largo camino de vuelta a Tailandia

    • Roser y Dani Autor

      Hola Cristina,
      hay algún espacio bastante estrecho, en el que es necesario agacharse, pasar en cuclillas o de rodillas. En la mayoría del trayecto no hay problema. Son un par de puntos muy concretos y muy cortos. Durante el trayecto no se pasa mal y el techo de la cueva es bastante alto.