Taiwan express 2


A diferencia de los otros viajes que os hemos contado, este viaje a Taiwan fue por trabajo y no por placer así que el tiempo disponible para disfrutar de los distintos lugares o la movilidad quedaba bastante limitada. Aún así, no podía dejar de aprovecharlo y en el poco tiempo que le dí, Taiwan fue capaz de encandilarme.

Hsinchu

Esta ciudad, el Sillicon Valley Taiwanes, se convirtió en mi campo base y el lugar donde pasé la mayor parte del tiempo. Si hubiese viajado por motivos distintos es posible que ni siquiera hubiese reparado en esta ciudad industrial, pero no me dejó indiferente.

La selva de cemento de Hsinchu
La selva de cemento de Hsinchu

Se trata de una gran ciudad con grandes bloques de pisos y rascacielos y, pese a eso, es capaz de ofrecer también espacios verdes en los que pasear o escapar, con algo de esfuerzo, de la selva de hormigon. Además un paseo por cualquiera de los parques deja claro que no están únicamente para decorar, son de uso y disfrute de la gente.

Templo de la tierra en Hsinchu, Taiwan
Templo de la Tierra de Hsinchu

Eso complementado con la intensa vida nocturna, agolpada alrededor de los mercados que aparecen de repente cuando se acerca la caida del sol, le dan un latir especial a las 4 ciudades que pude visitar en Taiwan. Hsinchu no es una excepción y pasear de noche por sus calles se convierte en una experiencia completa de luces, olores, bullicio y sobre todo: te.

Iglesia cristiana con luces led y de neon en Hsinchu, Taiwan
Iglesia cristiana en Hsinchu

Además, la mezcla de las tres principales religiones, que en la noche brilla en todo su esplendor, pues las iglesisas y templos están cargados de luces y neones, arma a Hsinchu con la curiosidad que despiertan los templos a los que uno no está acostumbrado. Incluso los templos cristianos son algo digno de ver cuando uno está acostumbrado a las sobrias iglesias occidentales.

Jioufen

En mi primer día libre tenía intención de ir a Jioufen, una ciudad minera del norte de la isla, que cayó en desgracia cuando desapareció la mineria y que fue recuperada para el turismo gracias a varias películas como “El viaje de Chihiro”.

Escenario del viaje de Chihiro en Jioufen
Escenario del viaje de Chihiro en Jioufen

Cuando mis compañeros de trabajo se enteraron de donde quería ir decidieron acompañarme por miedo a que me perdiera y organizaron una ruta turístia que incluía Jioufen, tres paradas en el camino hacia Keelung y el mercado nocturno de esta ciudad portuaria que me vendieron como el más famoso de Taiwan y del que disfruté muchísimo.

Cascada dorada cerca de Jioufen
Cascada dorada cerca de Jioufen

Jioufen es una ciudad situada en la ladera de una montaña y ofrece unas vistas espectaculares sobre la bahía que tiene debajo. La parte antigua además se ha reconvertido en un recorrido que combina las calles comerciales con varias paradas en miradores para disfrutar de las vistas. Para el que este habituado a los farolillos chinos, las tiendas de madera y todas las especialidades culinarias del país debe resultar algo agobiante, porque las calles rebosan gente, pero si no es el caso tus sentidos apenas dan abasto tratando de asimilarlo todo.

Templo taoista dedicado a la diosa de la tierra en Jioufen
Templo de la tierra de Jioufen

Aderezamos la visita con varios tentempies, que culminaron en  un pudding de tofu en un bar en la cima del distrito comercial con unas vistas estupendas de los alrededores. El entusiasmo de mis guías y sus ganas de contarmelo todo era además contagioso.

Una de las terrazas de Jioufen
Una de las terrazas de Jioufen

Existen dos maneras de llegar a Jioufen por carretera: la rápida y la bonita. La bonita recorre una estrecha carretera de montaña que cuenta con varios miradores. Esta fue la ruta escogida para la vuelta y aunque la niebla y el tiempo no acompañaron, sin duda el extra de tiempo que requiere la carretera vale la pena.

Mirador en la carretera hacia Jioufen
Mirador en la carretera hacia Jioufen

No puedo asegurar si al ir con transporte público es posible hacer las dos rutas, pero vi autobuses en ambas carreteras así que posiblemente se pueda llegar a Jioufen por una carretera y abandonar la ciudad por otra. Lo malo de los autobuses es que no creo que sea tan sencillo llegar a las cascadas doradas o al trozo de oceano en que dos colores se mezclan formando una especie de claro de luna.

Aunque la vista es espectacular, desgraciadamente tanto las cascadas como el mirador sobre el oceano, son consecuencia de la contaminación de una antigua fragua de oro, que aunque hace más de 30 años que está cerrada sigue dejando sus huellas.

Keelung

El día de visita terminó en Keelung una ciudad portuaria de la que solo vimos el mercado nocturno. Solo por eso ya vale la pena la visita: 6 calles cortadas al tráfico y dedicadas exclusivamente a la comida. A diferencia de otros nightmarkets en los que uno puede comprar ropa, zapatos o recuerdos, el de Keelung está enfocado solo a gastronomía.

En el mercado nocturno de Keelung
En el mercado nocturno de Keelung

Después de aclararles a mis compañeros que no había hecho 11.000 Km para comer pizza o hamburguesa me trajeron a este mercado dispuestos a enseñarme todas las bondades culinarias de su país. Solo esa noche ya daría para un post Comiendo por Taiwan, así que dejo los detalles para otra ocasión, sin dejar de recomendar una visita al mercado.

Taipei

Taipei fue una grata sorpresa. Igual que en las otras ciudades, parques, calles o parkings reconvertidos durante unas horas a mercados; gente practicando tai-chi, artes marciales o deporte en los parques; comida callejera o una mezcla de rascacielos con carteles de neon, pequeños comercios y antiguos templos, le dan a Taipei un latido especial.

Cenadores, pagodas y rascacielos en Taipei
Cenador, junto a un templo y rascacielos en Taipei

Opté por andar frente al transporte público para cogerle el pulso a esta gran ciudad y aunque me acabé rindiendo a los Km y cogiendo el metro, fue una decisión acertada.  Tal vez por lo poco que esperaba de Taipei, pero lo cierto es que la ciudad me absorbió por completo y me prometí, dedicarle algo más de tiempo en una futura visita.

Lady Bhuda en un parque de Taipei
Lady Bhuda en un parque de Taipei

El concert hall, los templos, el mercado nocturno de Shillin contrastan enormemente con los enormes rascacielos, que tienen su máxima representación el la torre 101 de Taipei. Una torre que fue la más alta del mundo durante un breve periodo y que permite subir a la planta 89. La entrada es algo cara, pero las vistas desde la parte superior permiten hacerse una idea de las magnitudes que tiene la metrópolis.

Entrada al Concert Hall, Taipei
Entrada al Concert Hall, Taipei

Desde arriba pude observar, el que sería mi siguiente y penultimo destino en la ciudad: Elephant mountain, una pequeña montaña que no solo permite evadirse del bullicio de la ciudad si no que ofrece unas maravillosas vistas de una parte de la ciudad.

Torre Taipei 101
Taipei 101

La subida, aunque corta, se hace dura cuando el termómetro marca los 36ºC  y la humedad no baja del 95%, así que tras el descenso claudiqué de seguir andando y me entregué al aire acondicionado del metro para llegar Shilling Market, el mercado nocturno más conocido de Taipei. La visita vale la pena, aunque dista mucho de llegar al nivel del mercado de Keelung al que había ido el día anterior.

Atardecer desde Elephant mountain
Atardecer desde Elephant mountain

Aunque las ciudades de Taiwan que visité no tengan tantos monumentos por metro cuadrado como otros lugares más concurridos, lo peor del viaje fue la brevedad de la visita. Taiwan tiene algo, más allá de monumentos y de naturaleza que te hechiza.

Entrada a Shilling market, Taipei
Entrada a Shilling market

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