Vacaciones en Indonesia: Bali, Lombok y Gili Air 6


Vacaciones dentro de un largo viaje? Sí, puede sonar raro, pero tuvimos 13 días de vacaciones, todo-pagado, en las islas de Bali, Lombok y Gili. Y eso por qué? Porque vinieron los padres de Dani a visitarnos, nada menos, y les teníamos preparada una ruta por estas bellas islas.

La cosa empezó en Gilimanuk, donde nos quedamos a descansar después de los 3 días de palizón del Bromo e Ijen. A la mañana siguiente decidimos hacer autostop hacia el pueblo de Seminyak, muy cerca de la famosa Kuta. No tuvimos que esperar mucho, a los 20 minutos nos paró un coche en el que nos llevaron hasta el mismo pueblo. Se trataba de una sobrina y su tio. Ella de la isla de Java y él de Bali. Ella musulmana y él hinduista. Conviviendo en perfecta armonía, el tio se pegó el palizón de ir a buscar a su sobrina conduciendo durante más de 3 horas, de ida y otras tantas de vuelta.

En Seminyak nos esperaba Made, un chico que conocimos a través de Couchsurfing y que nos prestó un colchón en su habitación y completa flexibilidad para entrar y salir de su casa. Allí estuvimos un par de noches, esperando que llegaran los padres de Dani, mientras nos hacíamos una idea del tipo de turismo que nos encontaríamos en la isla: muy caro.

Primeras ofrendas encontradas por las calles

Primeras ofrendas encontradas por las calles

El día D: el reencuentro

El plan era quedar en el mismo hotel donde nos alojaríamos en el centro de Bali, en Ubud. Ellos vendrían desde el aeropuerto y nosotros desde Seminyak. Como no había mucha distancia decidimos hacerlo nuevamente en autostop. Esta vez nos costó un poco más, ya que los que nos paraban nos pedían dinero y no entendían que lo hacíamos “por la experiencia”. Finalmente, hicimos el trayecto en 2 coches diferentes. Primero nos paró un chico de una agencia que entendió lo que estábamos haciendo, ya que en su juventud también lo había hecho; y luego una pareja de balineses la mar de majos que nos explicó en 30 minutos más cosas acerca de la cultura balinesa, de las que nos había explicado Made pasando dos noches en su casa.

Llegamos a Ubud y situamos el precioso hotel donde nos quedaríamos durante unos días. Al cabo de un rato se produjo el momento mágico: el reencuentro después de 9 meses (sin embarazo). Abrazos por aquí y por allá, frases típicas de “qué delgados estais” pero sobre todo felicidad. Ahí pues, empezaban 13 días intensos y con grandes anécdotas que contar.

La pareja que nos acercó hasta Ubud

Padre e hijo después de desviarse 50Km para llevarnos

BALI

Para introducirnos de lleno en la ciudad (Ubud) nos dirigimos hacia el Monkey Forest, un santuario situado a pocos metros del centro, donde habitan toda clase de monos ladronzuelos y sinvergüenzas, pero que sin duda te hacen pasar un rato bien divertido.

El padre de Dani en su salsa

El padre de Dani en sus salsa

La preciosa isla de Bali pudimos explorarla de diferentes maneras: en tour organizado y en moto a nuestro aire. Con el primero pudimos visitar el templo del Palacio Real Taman Ayun, dando un paseo por sus jardines y alrededores y el famoso templo Ulun Danu, típica estampa de Bali, a rebosar de gente y con pocos matices que descubrirle. Además de campos de arroz y una inesperada plantación de café, que resultó ser la típica trampa de entrada gratuita para que acabes comprando algo en la tienda. Lo destacable de esta plantación de café es que utilizaban Luwaks, algo que pudimos comprobar más tarde y que era extensible a toda la isla. El Luwak es un animal de parecido entre zorro y perro, que es utilizado para el café creado de la caca de este animal. El Luwak ingiere los granos de café, mezclados con papaya y el resultado parece ser que es uno de los cafés más caros y exclusivos del mundo.

Nosotros rechazamos este tipo de café debido a las condiciones en que tenían a los pobres animales, encerrados y maltratados

Luwak enjaulado. Por favor, no promovais este tipo de turismo

Luwak enjaulado. Por favor, no promovais este tipo de turismo

En el Templo Ulun Danu, típica estampa de Bali

En el Templo Ulun Danu, típica estampa de Bali

Seguimos recorriendo la isla, esta vez en moto. La ruta empezaba en el templo Gunung Kawi, más conocido como Templo del Agua, un recinto donde se encuentran una especie de altares tallados en la propia piedra. Más tarde pasaríamos por el templo de la purificación (Pura Tirta Empul), donde suponemos que pagando algo, te puedes purificar en sus aguas pasando caño por caño hasta acabar. Un señor te va indicando qué tienes que hacer en cada momento, qué significado tiene y cómo hay que hacerlo.

Para hacerlo más entretenido, paseando con la moto por el centro de la isla, vimos algo que parecía una ceremonia o celebración, creyendo que asistían todos a un templo, nos invitaron a pasar un rato con ellos. Resultaba que se habían juntado 2 ó 3 pueblos de la zona y estaban haciendo una especie de celebración anual.

Celebración de los pueblos balineses

Celebración de los pueblos balineses

Templo de la purificación

Templo de la purificación

Dato curioso: resulta que durante en el calendario hinduista existen multitud de celebraciones, por eso encontrábamos casi cada día un grupo de gente paseando por la calle al ritmo de platillo, zarandeando lo que a nosotros nos parecía un dios. También existe una época ideal para hacer las cremaciones, y por eso era muy común ver las puertas de las entradas bien adornadas. Resulta que en Bali lo hacen algo diferente que en la India. Aquí entierran al fallecido, y pasado un año más o menos, vuelven a desenterran el cadáver y queman sus huesos.

También asistimos a una representación del libro épico Ramayana, llamada Kecap.

También asistimos a una representación del libro épico Ramayana, llamada Kecap.

Un poco de ejercicio nunca viene mal

Después de un par de días en la moto y el coche decidimos estirar las piernas y subir al Monte Batur, uno de los volcanes de Bali, de 1717m situados al noreste de la isla. Desde el volcán podríamos presenciar unas preciosas vistas de un lago, el cráter y todos los alrededores. El planing parecía perfecto: saldríamos a las 2 de la madrugada del hotel, caminaríamos unas 2 horas hacía el cráter y desde allí, mientras desayunáramos, podríamos ver un precioso amanecer. No sonaba mal…
Llegó el día, y efectivamente salimos a las 2 y a las 4 estábamos en marcha. No sólo nosotros, sino multitud de gente iba hacia la cima, al igual que nos pasó en el Ijen, eso era una romería. Sobre las 5:30 comenzó a llover y la niebla se apoderó del lugar, haciendo que no viéramos absolutamente nada. Una vez arriba, la guía* nos decía que nos traería el desayuno. En ese momento comenzó a llover de nuevo, no teníamos con qué taparnos y todo el mundo se apiñó bajo la única caseta que había. Allí estaba la madre de Dani, mientras nosotros tres, con unas esterillas intentábamos taparnos. Cada vez llovía más y se veía menos, y le pedíamos a la guía que nos llevase hacia abajo, pero ella insistía en el desayuno.
Una vez desayunados, bajamos ya sin lluvia pero empapados y pudimos disfrutar de las vistas del lago algo más visible. Toda una lástima no poder ver bien el cráter ni la salida del sol. Aún así lo pasamos bien.

*La guía es algo totalmente simbólico ya que con la cantidad de gente que había uno no podía perderse.

En el monte Batur, pasando frío

En el monte Batur, pasando frío

LOMBOK

Lombok suponía algo menos de masificación turística y lo agradecimos. Los planes que tuvimos aquí fueron parecidos a los de Bali, combinación de moto + coche. Recorríamos las playas del sur, de Kuta de Lombok, en moto. Largas playas y paisajes preciosos, pero no estábamos solos, siempre había algo que nos acompañaba: la gran cantidad de basura. Exceptuando Selong Belanak, la única playa que encontramos que podíamos bañarnos sin que la basura nos fuera rondando alrededor y sin tener que preocuparnos por donde pisábamos. Es la playa más famosa para los surferos y por lo tanto bien cuidada.

Indonesia sufre un grave problema de no concienciación del medio ambiente y de gestión de residuos. Siempre que fuimos a alguna playa tuvimos la sensación de que podría ser maravillosa si no fuera por la porquería que tiran ellos mismos y la que viene del mar.

Una de las playas de Lombok

Una de las playas de Lombok

Pero Lombok iba de más cosas a parte de playas. Nos acercamos a unas cascadas al noroeste de la isla, justo donde se inicia el trekking hacia el monte Rinjani. La excursión consistía en ver dos cascadas a apenas 3 km de diferencia la una de la otra, dentro de un parque natural. Después de insistir en que no queríamos guía para nada y que nos sabríamos valer por nosotros mismos, llegamos a las 2 cascadas. El guía, en principio obligatorio para los extranjeros, es completamente innecesario porque se trata de un camino empedrado de 300 metros hasta la primera cascada y más de lo mismo, camino señalizado y marcado hasta la segunda, no tiene perdida. La primera no resultó ser tan impresionante y bonita como la segunda. La segunda es una enorme cascada natural donde el agua cae entre la vegetación que cuelga de la pared creando un bonito efecto, después una pequeña cascada artificial desemboca en una pequeña piscina donde, si eres suficientemente valiente, puedes bañarte. Nosotros aprovechamos para bañarnos bajo las atentas miradas de los indonesios.

 

 

 

Cascada en Lombok

 

 

 

De pueblos tradicionales

Otra de las cosas que caracteriza a Lombok son sus casas hechas de paja y bambú en las que vive el pueblo Sade. Originalmente los hombres del pueblo se encargaban de mantener los campos, pero hoy en día con la cantidad de turistas curiosos que tienen por sus calles, muchos de ellos han pasado a ser guías turísticos de su pueblo. Las mujeres, a diferencia, son unas artesanas maravillosas. Tejen pañuelos de vivos colores pasando los conocimientos de madres a hijas y así hasta el fin de los tiempos; además de hacer bonitas pulseras y complementos. Aún así, paseando por sus estrechas calles no paras de escuchar frases como “buy me something” (cómprame algo), “just looking”(tan sólo mira), ofreciéndote todas la misma mercancía. El pueblo tradicional, aunque bonito, se ha convertido en un mercadillo de souvenirs, donde hasta la última casa es una tienda de pañuelos o fruslerías.

Pueblo tradicional Sade

Pueblo tradicional Sade

De templos hinduistas

Aunque Lombok es mayormente una isla musulmana, también tiene algunos templos hinduistas y dedicamos uno de nuestros últimos días en la isla para ir a visitatlos. Dos de ellos se encuentran en el centro de la capital: Mataram. Se trata de Pura Meru y Pura Mayura. Tuvimos algunos problemas al intentar entrar a estos templos porque nos pedían unas entradas desorbitadas. Al final, al preguntar por los tickets en ambos, nos quedó claro que la entrada cuesta 10.000 rupias por persona, tal como pone en el ticket y por mucho que te intenten convencer de que el ticket es del parking. Al final aceptaron cobrarnos lo que tocaba con la condición de que no se lo contasemos a ningún otro turista. (“Por supuesto que no, usted quedese traquilo”). Pura Mayura es un templo bastante soso y mal cuidado, con lo que no acaba de quedar claro a donde va a parar la entrada. Probablemente si bienes de Bali no valga la pena el viaje. El otro templo hinduista de Mataram, Pura Meru está más cuidado y tiene un lago alrededor del cual es posible pasear. El último templo que si nos gustó mucho, se encuentra en el norte de la isla, es Pura Batu Bolong. Un templo situado a pie de playa muy bonito.

Templo Pura Batu Bolong

Templo Pura Batu Bolong

GILI AIR

Gili Air está situado al norte de Lombok y forma parte de las famosas Islas Gili. Esta era la última parada del tour y por tanto supuso el inicio del final de estas “Vacaciones en Indonesia”. Gili Air es pequeña y tranquila y así pasamos los últimos días, descansando, disfrutando de las playas y de la tranquilidad. Pudimos dar la vuelta a la isla andando por la playa, hacer snorkel por toda la isla, rodearla medio en bicicleta medio a pie (había trozos en los que había tanta arena que era imposible ir en bici) y ver puestas de sol maravillosas. La isla quizás un día fue paradísiaca, pero toda la “costa” está plagada de restaurantes con lo cual es difícil encontrar un sitio en el que solamente haya un gran parche de arena para tí. A pesar de eso, el agua está limpia y el snorkel es precioso. Allí se iniciaron los padres de Dani y se lo pasaron en grande.

En definitiva, una visita que agradecimos enormemente y que disfrutamos mucho. Como dice la madre de Dani, “hicimos en este viaje, cosas que no pensábamos que haríamos”.

Una de las playas de Gili Air

Una de las playas de Gili Air


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