Animales, playa y desierto en la Serena 1


Algo más de 1.000Km separan Atacama de la Serena. Mil kilometros en los que parece que el desierto se niega a dejarte marchar. Ante el panorama desértico, inmutable durante catorce horas de autobús, teníamos miedo de que La Serena fuese más de lo que ya habíamos visto. Nada más lejos de la realidad, fue un soplo de aire fresco que nos encantó.

 

Iglesia con torre y pórtico en madera en la Serena, Chile.
Iglesia con torre en madera, la Serena

Teníamos intención de dedicarle dos días a la ciudad antes de seguir hacia Valparaíso. Eso claro, antes de haberla visto y antes de saber que existía la posibilidad de ver pingüinos cerca de allí. Sobre todo por la promesa de ver estos animales decidimos cambiar nuestro planes.

Entendiendo la revolución en el Valle del Elqui

El valle del Elqui es un valle al que el río Elqui da su nombre y donde se asientan, entre otros, los pueblos de Vicuña, Diaguitas, Pisco Elqui, San Isidro y Algarrobito. 

Este valle es muy conocido entre los chilenos como un lugar de paz y de descanso, donde es posible visitar las bodegas pisqueras, ver las estrellas o simplemente alejarse de la ajetreada vida de las ciudades y encontrar algo de espiritualidad.

El valle del Elqui, en Chile. Campos de Vid entre montañas deserticas.
El valle del Elqui entre montañas desérticas

Llegamos a La Serena a primera hora de la mañana. Las tiendas todavía estaban cerradas y la calle se recuperaban de lo que parecía una noche de disturbios. Después de cuatro días en Atacama eran los primeros símbolos de la revolución Chilena que veíamos. A esa hora, las calles estaban tranquilas y dormían, pero preguntamos al llegar al hostal. Nos dijeron las zonas a evitar para estar tranquilos y nos hablaron del Valle del Elqui. Esa sería nuestra primera visita.

Pintada en la Serena con alguna de las exigencias del pueblo Chileno
Algunas de las exigencias del pueblo Chileno

Fuimos en autobús hasta Pisco Elqui, uno de los pueblos míticos de este Valle. El lugar es sorprendente: un vergel de vinyas en medio de montañas donde parece imposible que crezca nada. El valle es un oasis que se dedica al cultivo de la uva, a fabricar pisco (un aguardiente de uvas) y al misticismo que ofrecen las noches sembradas de estrellas. Esto último nos lo contaron, porque no pasamos allí más que un día. Tal vez por eso no fuimos capaces de encontrar el famoso misticismo de este valle.

Plaza de Pisco Elqui, Chile, con la iglesia al fondo
Plaza de Pisco Elqui, con la iglesia al fondo

La vuelta desde Pisco Elqui, decidimos hacerla a dedo y fue una gran oportunidad para entender un poco más lo que estaba sucediendo en Chile. Nos recogieron dos parejas, la primera que nos llevó a Vicuña y la segunda que nos devolvió a La Serena.

Vicuña es una de las ciudades que se situa a la entrada del Valle, conocida por el museo de Gabriela Mistral. Nosotros decidimos visitarlo después de una breve parada para reponer fuerzas y comer algo. La visita a las pisqueras no nos llamaba mucho la atención, así que tampoco en el alcohol pudimos encontrar el famoso misticismo del Valle del Elqui y los museos los encontramos cerrados por Paro Nacional.

Cartel de Entrada a Vicuña, principal pueblo del Valle del Elqui
Cartel de Entrada a Vicuña, principal pueblo del Valle del Elqui

Sin embargo, el viaje de vuelta desde Vicuña a la Serena fue muy instructivo. Los dos chilenos que nos recogieron fueron muy amables y nos contaron los problemas que tenía la gente con el agua, la educación, la externalización de los recursos, etc. Fue una gran manera de entender lo que veríamos después, cuando al llegar a La Serena encontramos la manifestación con tributos a los muertos o desaparecidos y consignas en contra del presidente Piñera.

Isla Damas y Punta de Choros

El segundo día, que originalmente no estaba en nuestros planes, lo destinamos a ir a Punta de Choros. Un paraje natural increíble que es, de momento, una reserva natural de todo tipo de animales marinos y aves. Cuando fuimos nos contaron que el gobierno chileno quería venderle el lugar a una empresa minera, así que es posible que en el momento de leer estas líneas la reserva de Isla Damas ya no exista.

Condor Marino posado en una roca. Isla Damas, Chile
Condo Marino

El viaje hasta Punta de Choros lleva casi una hora y media de autobús y desde allí hace falta coger un barco que nos llevará a recorrer las islas y nos permitirá desembarcar en isla damas. La única manera de ver la región a día de hoy es con estos barcos ya que la zona está gestionada por CONAF y está especialmente protegida por ser uno de los lugares donde desovan los pingüinos Humboldt.

Pinguino Humboldt camuflado en la roca, a punto de saltar
Pinguino Humbold. Eres capaz de verlo?

El negocio les sale redondo. Fuera de temporada solo hay un autobús al día que hace la ruta y solo hay un hombre que salga con su barca, así que suben los precios. La visita a Punta de Choros e Isla Damas nos costó unos 9.000 pesos por el autobús, otros 7.000 por la entrada al parque natural y 13.000 pesos más por la barca. Es un viaje largo y algo más caro que el resto de actividades, pero vale la pena.

Leones marinos al sol en punta de choros, Chile. Uno se rasca con la aleta.
Rascandose cual gatito

Vimos pingüinos, leones marinos, condores marinos, nutrias, cormoranes y mulitud de pájaros que nuestro desconocimiento no nos deja enumerar. El barco que nos llevó, además iba con un guía que nos iba identificando a todos los animales y explicándonos todo lo que sabía de ellos. Además nos habló de la complicada situación de la zona con las mineras y el Gobierno y aunque nos dijo que en esa época ya no íbamos a ver ballenas tuvimos la gran suerte de ver a dos de ellas. Tal vez algo más rezagadas del resto en sus migraciones.

La aleta de una ballena azul sobresaliendo del Agua en punta de Choros, Chile
Ballena Azul!!!

En resumen, una experiencia maravillosa, el poder ver tantos animales en libertad y en su hábitat natural. Tal vez en verano haya mucha más gente y cambie la cosa, pero nosotros apenas éramos diez y nos gustaría pensar que CONAF se encarga de cuidar de estos lugares.

Nutria marina, comiendose un pescado. Punta de Choros, Chile
La pillamos comiendo
La Serena

Nuestro último día fue para visitar propiamente La Serena. Es una ciudad bonita, de playa y desgraciadamente eso hace que toda la costanera (paseo marítimo) se esté llenando de apartamentos turísticos. Debimos ver tal vez, más de cinco condominios en construcción, también hoteles de lujo y villas. La playa con sus restaurantes, sus villas y sus apartamentos parece un mundo totalmente distinto de la propia ciudad, a una media hora andando de la playa. Esa sensación que nos invadió en la costanera de estar viendo dos mundos distintos la tendríamos de nuevo, especialmente en Santiago, donde las diferencias económicas y sociales saltan a la vista de calle a calle.

Multitud de gente marchando en La Serena, Chile por mejores condiciones de vida y una nueva constitución.
Marcha de protesta en La Serena

Nos dejamos algunas cosas por ver, pues estaban cerradas por el Paro Nacional, pero no nos supo mal pasear por las calles de esta hermosa ciudad o ver su Plaza de Armas. Por la tarde, nos unimos a una marcha para decubrir otra Serena. La de los barrios ricos que graban la marcha con el móvil, la del ambiente festivo, la de la solidaridad entre vecinos, la de ‘adultos mayores’ (como llaman allí a la gente mayor) llorando desde sus casas o agitando banderas desde la seguridad del jardín, orgullosos de la gente joven que está protestando cada día en las calles.

Plaza de armas de La Serena, Chile.
Una fuente con esculturas de mujeres en el centro de un parque verde.
Plaza de Armas de la Serena

Cuando cogíamos el bus por la noche, dirección a Valparaíso, después de cenar un completo (sándwich chileno), lo hacíamos contentos de haber pasado por La Serena y, sobre todo, de haber alargado la estancia para visitar Punta de Choros.


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