Busan, la tranquilidad del mar 4


En Busan nos recibió un anfitrión inmejorable: Patrick. Al llegar estuvimos más de dos horas sentados en el sofá charlando como si nos conociéramos de la toda la vida. Y es que Patrick tiene experiencia en acoger a viajeros de todo el mundo: más de 200 personas han pasado por sus cómodos sofás a lo largo de los 6 años que lleva viviendo en Busan. Patrick es un director de orquesta y músico estadounidense que cansado de tener que buscarse la vida para hacer conciertos y hacer kilómetros de una punta a otra del país, decidió venirse a vivir a Corea del Sur. No como músico, sino como profesor de inglés. Y es que como comentábamos en el post de Seúl o Gwangju, la mayoría de extranjeros que viven en Corea (que son muchos) se dedican a la docencia, y más concretamente, de la lengua inglesa.

Patrick decidió irse a Busan y a pesar de que sus primeros años fueron algo estresantes (que viene siendo habitual en Corea), pudo encontrar el trabajo soñado: en la universidad. Tan sólo trabaja 3 días a la semana y los viajeros como nosotros le damos mucha compañía. Él supo cómo tratarnos y hacernos sentir cómodos desde el primer momento. La primera noche fuimos a cenar una magnífica barbacao coreana donde nos pusimos bien la botas.

Bienvenidos a Busan

Bienvenidos a Busan

 

Gamcheon, un trocito de arte

Teníamos claro que si algo queríamos ver en Busan era el barrio artístico y cultural de Gamcheon. Es fácilmente accesible en metro o bus, tras una larga cuesta de unos 15 minutos, accedemos al inicio de este barrio completamente ajeno a la estética de la ciudad. Y es que Gamcheon está construído en la cima de la montaña y es por eso que es conocido como el Machu Piccu de Busan. A pesar de que está lleno de curiosos como nosotros, en Gamcheon vive gente y es que la razón de que este barrio sea tan especial es bien sencilla: fue la casa de acogida de los refugiados de la guerra de Corea y, por tanto, un barrio obrero. Un buen día un grupo de artistas decidieron cambiar el rumbo del barrio, y de las casas abandonadas hicieron galerías de arte y las calles las vistieron de colores. Todo empezó a tener un toque diferente convirtiéndose en un lugar más acogedor.

Hoy es visita obligada, por la historia que tiene y por lo bonito que es, pero aún así hay que respetar a los habitantes de este pequeño barrio y no molestarlos demasiado.

Inicio del barrio

Inicio del barrio

Colores y más colores

Colores y más colores

Busan, y tú qué tienes?

Busan es una ciudad portuaria y como tal tiene el ajetreo de la entrada y salida de muchos barcos cada día. Tiene también universidades y la vida que desprendren los jóvenes por la calle las llena de energía, pero aún así, no sabemos si será por el mar, pero Busan tiene una calma que Seúl no. Y allí nos sentimos realmente a gusto, paseando por sus calles, llenas de luces y tiendas de calcetines (ya sabéis que hay cierta obsesión en Corea).

Pudimos presenciar la descarga de barcos a rebosar de sepias. De las entrañas del barco salían montones de cajas con los bichos marinos. Los hombres ponían las cajas en filas, y una vez acaba la larga operación, las mujeres se dedicaban a limpiar las sepias con enormes mangueras y a colocarlas en cajas de cartón para distribuirlas por el país. Nos sorprendió muchísimo la gran cantidad de pesca, y nos hizo confirmar lo poco responsable que es esta. Si se pesca en masa la vida marina no tiene tiempo a regenerarse a un ritmo adecuado.

Primero se descarga; segundo se pasan las cajas por la cinta; tercero, se colocan en el suelo bien ordenadas y se cuentan, y último se limpia el pescado y coloca el cajas de cartón para distribuir

Primero se descarga; segundo se pasan las cajas por la cinta; tercero, se colocan en el suelo bien ordenadas y se cuenta, y último se limpia el pescado y coloca el cajas de cartón para distribuir

En ese mismo mercado, el más grande de Corea en cuanto a pescado se refiere, pudimos ver también una mujer despellajando un tiburón , que creemos que era el Blanco, y está en peligro de extinción en casi todos los mares del mundo. No nos dejó hacerle una foto.

Busan es una ciudad tranquila que nos conquistó, quizás por el ambiente o quizás por el anfitrión que tuvimos. Sea cual sea el motivo, nos sentimos muy a gusto.

Vistas hacia la parte financiera de Busan

Vistas hacia la parte financiera de Busan

Paseo al lado del mar

Paseo al lado del mar


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