El Camino (Parte II)


Continuamos donde lo dejamos, en la cuesta hasta Fonsagrada, ese remate final para la jornada y para cualquier peregrino que lleve ya unos cuantos km en las botas.

Jornada 8: Fonsagrada – O Cádavo

Salimos de Fonsagrada cogiendo un tramo de carretera con bastante niebla y nos sorprendió encontrarnos con el pueblo de Padrón. No, es el de los pimientos, ese resulta estar más al sur de Galicia. A partir de aquí la carretera ganaría un desafortunado protagonista y aunque los campos y los bosquecitos siguen siendo idílicos empiezan a escasear. Ya yegando al pueblo de Lastra nos esperaba la famosa subida del Sapo. A pesar de llevar un paso tranquilo y calmado el cansancio se hizo notar mientras veíamos como muchos se desfondaban sacrificando todas sus energías a aquella subída para que pasase lo más rápido posible. Nosotros no alteramos el ritmo y suerte, porque la llegada a Ocadavo no te regala ni una mala sombra. LLegamos al albergue público a la entrada del pueblo y tuvimos tiempo de relajarnos antes de un recital de piano y canto lírico que se ofrecia en el auditorio. Esta es una iniciativa que se ha ido extendiendo en varios puntos del camino y que pretende promocionar a músicos a artistas a la vez que entretiene a ciudadanos y peregrinos. El horario era algo justo para los que nos levantavamos con el sol (9PM) pero nos quedamos un ratito.

Entrando al pueblo de Padrón

Entrando al pueblo de Padrón

Jornada 9: O Cádavo – Lugo

El día más largo en kilómetros: 31’5. Salimos bien pronto para ir tranquilos y llegar pronto a la gran ciudad. Nos daba apuro no encontrar alojamiento y más siendo las fiestas de Arde Lucus, donde toda la parte de intramuros se convierte en la Lugo invadida por los romanos.

Representación durante el arde Lucus

Representación durante el arde Lucus

La enorme cantidad de camino que transcurre por carretera ya te va preparando para lo que te espera: la vuelta a una gran ciudad, a la agitación, a los coches, al ruido. Habíamos estado muy tranquilos durante una semana entre campos, montañas y pueblitos de cuatro casas.

Las murallas de Lugo

Las murallas de Lugo

Por suerte para nosotros el albergue público es de los que respeta las prioridades: primero peregrinos a pie, luego los que llevan coche de apoyo, en bicicleta, a caballo y finalmente los que empiezan allí. Si no hubiese sido así es posible que no hubiésemos tenido plaza porque un numeroso grupo de peregrinos asíaticos esperaba su turno. Mucha gente inicia su camino en Lugo ya que se trata de los 100 últimos kilómetros y es lo mínimo que uno debe hacer para conseguir la compostelana. Para nosotros era la recta final y agradecimos no tener que andar buscando donde alojarnos.

Los helados Bico, de hierbabuena y tarta de queso

Los helados Bico, de hierbabuena y tarta de queso

Después de caminar más de 30Km el cuerpo no está para mucho trote pero no queríamos dejar pasar la ocasión de vivir el Arde Lucus. Nos duchamos y ya limpios fuímos a hacer algo de turismo. En lugo descubrimos la mejor heladería que hayamos conocido hasta el momento: BICO (no nos pagan por hacer publicidad). Helados hechos con leche fresca y mucho amor, realmente exquisitos.

Jornada 10: Lugo – Ferreira

Se trata de la última etapa del Camino Primitivo. Salir de las grandes ciudades no siempre es fácil, pero con Lugo fuimos alejándonos relativamente rápido y pronto nos encontramos en el camino dirección Ferreira. Varia gente se quedó en San Romao de Retorta, unos quilómetros antes de Ferreira, el incoveniente es que el albergue público tan sólo tiene 6 o 7 plazas. Al llegar a San Román estavamos frescos y contentos así que nos alegró mucho haber decidido alargar la etapa pues apenas rondaban las 10 de la mañana. Esa felicidad se esfumó pronto, porque aunque el camino no tiene ninguna dificultad, el calor apretaba y la etapa parecía no acabarse nunca. Para hacerlo más llevadero nos pusimos un auricular cada uno y cantamos lo más fuerte que pudimos al ritmo de Txarango, un grupo que nos encanta. Quien nos viera debería pensar qué hacían esos dos chalados, cantando, bajo 30º a las 12 del mediodía…

El secarral antes de llegar a Ferreira

El secarral antes de llegar a Ferreira

Después del bochornoso último tramo, el único hostal de Ferreira fue un lugar casi paradisíaco.

Jornada 11: Ferreira – Boente

La paz del Camino Primitivo se nos acababa: a mitad de jornada llegamos a Melide, punto convergente con el camino francés. En este punto hordas de gente aparecen por el camino de la derecha y para nosotros la esencia del camino se acabó. Otros peregrinos nos habían “preparado” para este momento, pero al llegar no puedes evitar sentir como se te escapa un poco la esencia del camino. Aparecen coches de transporte de equipaje o de personas de un punto a otro, menos mochilas, más grupos de gente fresca y limpia…

Llegando a Boente, parece la comarca

Llegando a Boente, parece la comarca

En lugar de dormir en Melide preferimos hacer unos quilómetros de más e ir hacia Boente, un pueblo de una sola calle con dos albergues, uno al inicio viniendo de Melide (privado) y el público (“en el centro”).

Típico pazo Gallego en Boente

Típico pazo Gallego en Boente

En Boente conocímos a una familia entrañable: de origen colombiano, viven en Canadá y tienen 3 criaturas de 1 año, 3 y 6. No viajaban solos sino que lo hacian con un pastor que los acompañaba en su peregrinación. Cargados con los carritos de los bebés, con mochilas y bolsas atravesaban caminos empinados y de tierra con el único propósito de ver al apóstol. El pastor debía estar haciendo el camino para pedir una cura milagrosa porque aquella noche casi muere en la habitación. Parecía tener pneumonía y no paro de toser en toda la noche con un sonido que más parecía de la otra vida que de esta. Delgado como un palillo, con los pies y los tobillos hinchados, con aspecto de no haber comido en varios días o semanas, definitivamente creíamos que no llegaría a Santiago. No quisimos preguntar por qué los acompañaba…

Jornada 12: Boente – O Pedrouzo

La etapa no es de las más cortas, pero todo el camino es llano y se agradece porque teníamos ya la vista puesta en la llegada a Santiago. En este punto del camino no puedes dejar de tener ese sentimiento contradictorio que se tiene también con un buen libro. Sabes que llega el final que tanto has esperado y quieres disfrutarlo ya, pero al mismo tiempo se acaba el camino y las vacaciones y preferirías estirarlo un poco más.

Con 300Km en las botas, a sólo 36 de Santiago

Con 300Km en las botas, a sólo 36 de Santiago

Nos costó encontrar el albergue público. Si se abandona el camino a la entrada del pueblo y se coge la carretera te puedes ahorra un par de km, que a estas alturas ya son muchos, y no te perderas nada porque los haras al día siguiente. O Pedrouzo parece equipado especialmente para peregrinos y turistas y por desgracia tuvimos una de las peores y más caras (solo por un par de euros) comidas del camino.

Jornada 13: O Pedrouzo – Santiago de Compostela

Nada más salir de O Pedrouzo nos adentramos en un gran bosque de ecualíptus que hace bastante llevadera la primera parte del camino. Después la mayoría de lo que queda son arcenes y carreteras. Aún así vas viendo esos puntos que tanto te han anunciado y los pies se vuelven ligeros al darte cuenta que ya has pasado el aeropuerto, la televisión…

Monumento al peregrino en el Monte do Gozo

Monumento al peregrino en el Monte do Gozo

Nosotros nos lo tomamos con mucha calma y aún así llegamos a Santiago bastante antes de la hora de comer. Al ver la señal en la carretera anunciando Santiago no pudimos más que felicitarnos por haber llegado y pararnos a hacernos la foto de rigor. Todavía nos quedaba bastante para la catedral, pero desde ahí ya teníamos la sensación de haber llegado. Los Kilómetros que quedan no son más que un paseo por la ciudad. Después de un rato de paseo los maldijimos un poco la distancia, pero cada vez veíamos más albergues de peregrinos y más turístas y eso solo podía significar una cosa: ya casi habíamos llegado.

Entrando a Santiago

Entrando a Santiago

La entrada a la plaza de la catedral desde detrás, donde un gaitero toca bajo un arco es un momento único, aunque nuestra llegada quedó un poco desluzida por unos turistas que hablaban con él. Luego sólo quedaba disfrutar: nos habíamos ganado cada segundo que estuvimos en la plaza del Obradoiro.

Frente a la catedral de Santiago

Frente a la catedral de Santiago

Ese momento es muy especial, te encuentras a gente con la que has compartido kilómetros, preguntas por los que no has visto llegar, saltas gritas y te quitas las botas porque tus pies te gritan basta. Te quedas allí embobado y te preparas para redescubrir una ciudad que tiene mucho, muchísimo más que ofrecer que la catedral y sus igelsias. Santiago está viva y cuando llegas tras una larga caminata todo lo que tiene que ofrecerte tiene un aire todavía más especial. Lo primero, sin embargo, era reponer fuerzas y nada mejor que un homenaje en el restaurante Damajuan (este tampoco nos paga, pero íbamos por recomendación y nos pusimos las botas)

Pulpo da Feria en Damajuana (incluido en el menú)

Pulpo da Feria en Damajuana (incluido en el menú)

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