La guinda del pastel: La Patagonia y Cerro Castillo 2


A la entrada de la Patagonia terminaba nuestro viaje por Chile y lo hizo dejándonos con las ganas de tener más tiempo para dedicarle al sur del país o con la idea de volver algún día para visitar todo aquello que nos dejábamos en el tintero. Curiosamente, dos de los grandes placeres de la parte final de este viaje fueron una comida caliente y una buena ducha. No desmerecemos el resto de nuestras vivencias, de hecho esta fue la mejor parte del viaje, pero hay ocasiones en que los pequeños placeres adquieren una gran importancia y magnifican el resto de la experiencia.

Puerto Montt, perdiendo un vuelo

Como contábamos en el post anterior, después de hablar con los chicos con los que compartimos casa en Chiloé nos decidimos a perder un avión y a coger en su lugar un barco hasta Puerto Chacabuco que nos llevaría por todos los fiordos. Eso significaba que tendríamos un día más de lo previsto para ver Puerto Montt. Por desgracia, no había mucho que ver. Allí las protestas eran bastante violentas y todo el centro estaba destrozado. Las tardes que estuvimos allí, acercarse a la plaza de armas o a las calles cercanas era impensable, pues a medida que uno iba acercándose se notaba el olor de los gases lacrimógenos y empezaban a escocer los ojos. Además nada más llegar, recibimos la advertencia de la dueña del hostal de que el paseo marítimo por la noche era un sitio desaconsejable.

Kultrun. Instrumento tradicional mapuche.
Finalmente logramos encontrar un Kultrun que no fuese únicamente un souvenir

Así pues, nuestros días extra en Puerto Montt fueron días tranquilos. Paseamos durante el día por la costanera y por las distintas ferias de artesanía en busca de un Kultrun, compramos provisiones para el barco y el trekking y organizamos el viaje que teníamos por delante. Teníamos que volver de alguna manera a Chiloé, a la parte más austral de la isla y esta vez con bus. Debido a las protestas no tuvimos muy claro hasta el último momento si podríamos o no llegar hasta allí. Al final, sin embargo, no hubo problemas y llegamos con más de cuatro horas de antelación, que se convirtieron en seis o siete cuando retrasaron las salida del barco a las 2 de la mañana.

El barco que nos llevaría a puerto chacabuco cargado con dos trailers
El barco que nos llevaría a puerto chacabuco
32 horas de barco hasta Puerto Chacabuco

Cuando por fin embarcamos era de madrugada y nos esperaban 32 horas de barco por delante hasta nuestro destino. En el barco no había camas, solo asientos, pero eran bastante cómodos y nos dieron mantas a todos los que las pedimos. Las primeras horas las íbamos a pasar durmiendo y esperábamos que el viaje no se hiciese demasiado largo. No teníamos nada que temer.

Vista de un delfín austral saltando
Uno de los delfines australes que nos hizo compañía
Delfín asutral
Delfín austral

Nos despertamos con la luz de la mañana en medio de un mar tranquilo y pequeñas islas de un verde precioso y por si necesitásemos algo más, escoltados por delfines australes. Los veríamos varias veces a lo largo del viaje. El paisaje, la brisa del mar, los delfines o la oportunidad de verlos, junto con cascadas enormes aparecidas de la nada y que se veían desde el barco, los rayos de sol entre las nubes calentándonos la espalda o los distintos pueblos en los que íbamos parando para descargar camiones, cajas y algunas personas eran suficiente entretenimiento. Con la ayuda de un libro volvió a llegar la noche sin que nos diésemos cuenta. Esta vez ya sabíamos que no había gente suficiente para ocupar todos los asientos y pudimos estirarnos a lo largo de varios de ellos. Por la mañana nos esperaba Puerto Chacabuco y la sensación de que el viaje había sido mucho más corto de lo esperado.

Fiordos de la Patagonia chilena
Fiordos de la Patagonia chilena

Durante la noche y el día anterior habíamos parado en distintos puertos. A veces para descargar unas pocas mercancías, otras para descargar trailers o un grupo de personas con provisiones en una playa donde no había nada, en cualquier caso la tónica era siempre la misma. Verde sobre azul. Puerto Chacabuco nos recibió rompiendo esta dinámica. Ya desde el puerto empieza a verse la cordillera de los Andes y las primeras nieves a lo lejos. Es una bonita manera de llegar a la Patagonia.

Descargando mercancias durante el trayecto a Puerto Chacabuco
Descargando mercancias durante el trayecto
A dedo hasta Cerro Castillo

Puerto Chacabuco es un pueblo pequeño, muy pequeño, y decidimos coger un bus desde allí que nos llevase a Puerto Aysen. Desde el mismo puerto nos ofrecían transporte hasta Coyhaique pero decidimos ir paso por paso. Dependiendo de la hora y del tiempo decidiríamos hasta donde llegar ese día. Al final en puerto Aysen tomamos otro bus que nos llevaría a Coyhaique. La opción fue algo menos cómoda, pero nos salió a mitad de precio.

Primera visión de la cordillera de los Andes llegando a Puerto Chacabuco
Primera visión de la cordillera de los Andes llegando a Puerto Chacabuco

Coyhaique es una ciudad bastante grande, con calles anchas, todos los servicios y muy orientada, por lo que vimos, al turismo de montaña. Allí los Andes son una opción turística a tener muy en cuenta y está cerca de pistas de esquí. Nosotros no necesitábamos equipo pero si reponer parte de la provisiones y preguntar cual era el estado del trekking que queríamos hacer. Para informarnos fuimos a las oficinas de CONAF en la ciudad, pero allí toda la información que nos dieron es la que habíamos conseguido nosotros por Internet.

Al final resultó que el parque de Cerro Castillo está concesionado a una empresa privada y no es CONAF quien lo gestiona directamente. Llamando a los guardias del parque nos enteramos que uno de los pasos del camino que queríamos hacer estaba cerrado por nieve.

Mapa de trekkings en el parque Cerro Castillo
Mapa de trekkings en el Parque Cerro Castillo

Nuestra idea original era hacer el camino de las Horquetas. Esta variante son algo más de 53 Km que pueden recorrerse en tres o cuatro días dependiendo de nuestra capacidad física y del tiempo que tengamos. Esta travesía empieza en el paso de las Horquetas, donde podremos pedir al conductor del autobús o a quien nos lleve, que nos deje y termina a unos 7Km de Villa Cerro castillo. Desde la salida de Villa Cerro Castillo no es posible coger un autobús y no pasan suficientes coches como para hacer autoestop, por lo que tendremos que contar unas dos horas extras para volver al pueblo por la pista de tierra que comunica la villa con la entrada del parque. Tampoco hay cobertura en el parque, por lo que si quieres que alguien vaya a recogerte a la salida e s posible que tengas que agendarlo de antemano.

Por desgracia el paso del peñón estaba cerrado por las últimas nevadas y tuvimos que rehacer todos nuestro planes.

Haciendo autoestop hasta villa cerro castillo
Haciendo autoestop hasta Villa Cerro Castillo

Aún así queríamos salir de Coyhaique cuanto antes para disponer del máximo de días posibles en Cerro Castillo y porque desde allí pretendíamos llegar haciendo autoestop. En la propia oficina de CONAF nos habían dicho que era seguro y bastante frecuente hacer dedo en la zona, así que apostamos por ello. Salir de la ciudad no fue difícil, pero más allá de la bifurcación entre Balmaceda y Villa Cerro Castillo la cantidad de coches que pasaba era bastante escasa,

Vistas llegando a Cerro Castillo
Vistas llegando a Cerro Castillo

Al final nos recogió un matrimonio que nos llevó durante algo más de 100km mientras nos explicaba los detalles de los preparativos de la boda de su hija y nos recomendaba visitar Torres del Paine. Este matrimonio fue, en todo nuestro viaje, las únicas personas que se mostraron en contra de las protestas y la revolución Chilena. No nos lo dijeron abiertamente, pero quedó bastante claro.

El viaje, con cuatro coches en total, nos dejó en Villa Cerro Castillo a eso de las cinco de la tarde y nos sirvió para conseguir una visión global de lo que estaba pasando en Chile, desde cuatro puntos de vista distintos e incluyendo la visión de dos personas bastante afines al gobierno de Piñera y en contra de las protestas y las reivindicaciones sociales.

Cerro Castillo

Pasar de largo este pueblo ya vale la pena. Bajando por la carretera los Andes se van haciendo grandes a mano derecha y en la época en que fuimos, ofrecen un hermoso contraste entre el verde saturado de los campos y sus cimas nevadas. Si además tienes la opción de visitar el pueblo, se desvela un pueblo tranquilo con la vista de las montañas desde cualquier punto de la ciudad. Nosotros teníamos intención de pasar una noche antes de empezar el trekking, pero los alojamientos en los que preguntamos no quisieron recibirnos. Una incluso pareció sentir lástima, asco o ambas cosas. A juzgar por los ingleses o alemanes bien vestidos de su alojamiento casi lo entendimos, pero nos sentó mal aquel rechazo. Al final optamos por ir a un camping cerca de la entrada del parque natural y pasar allí la noche.

Descansando a la entrada del parque Cerro Castillo
Descansando a la entrada del parque Cerro Castillo

No fuimos capaces de encontrar el camping así que terminamos por entrar al parque. Nos habíamos pasado de la hora y los guardias no podían dejarnos entrar, pero fueron muy amables y nos dejaron montar la tienda de campaña al lado del puesto de entrada donde dormían ellos. De esa manera al día siguiente podríamos empezar tan temprano como quisiésemos. Pasamos la tarde charlando con ellos sobre la región, las montañas y el camino que teníamos intención de hacer. Nos confirmaron que, efectivamente, estaba cerrado por la nieve y nos recomendaron subir con las cosas hasta la zona de acampada Porteadores y haciendo base allí hacer distintas excursiones. Fue un gran consejo.

Vistas de Cerro Castillo, Chile
Vistas al despertar el primer día

Al día siguiente nos levantamos temprano y subimos cargando con todas las cosas hasta el campamento Porteadores. No habíamos podido dejar nada en un alojamiento así que cargábamos todo lo que teníamos, Kultrun incluido. La subida fue bastante dura y el calor se hizo notar bastante rápido. Por suerte, Porteadores está a unas 2h de la entrada y una vez allí pudimos montar la tienda y dejar la mayoría de nuestras cosas dentro.

Campamento Porteadores – Laguna Cerro Castillo

6.8Km – 3h 30m (Ida)

Tras reponer fuerzas a la sombra y lavar nuestra ropa en el rio helado, nos dispusimos a visitar la laguna Cerro Castillo que da nombre al parque. Nos habían recomendado no visitarla muy tarde porque hacia medio día se levanta aire y la subida puede ser peligrosa. Por suerte dejábamos el campamento a las 9:30 de la mañana y parecía que hacía bastante bueno.

En el camino, la cordillera de los Andes se hace valer enseguida y pese a su altura, el punto más alto de todo el recorrido son 1600mts, queda claro que estás en alta montaña. Por suerte las vistas hacen olvidar la dureza del camino y te hacen desear seguir adelante. Estás en un entorno privilegiado y las montañas a tu alrededor parecen duras y salvajes.

Visión lejana de cerro castillo, Chile
Primera visión de cerro castillo

Cuando llegamos a la zona de piedra, se levantó algo de viento, nada especial sin embargo. En los próximos minutos cambiaría muy rápido y llegamos a comprender la advertencia sobre el viento que nos habían hecho abajo y que un cartel recuerda a todo el que llega hasta allí. Por suerte, no hacía tanto viento como para impedirnos seguir y nos encaramamos a la tartera. La subida es bastante dura, pero todo se olvida al llegar arriba: montañas de roca negra a un lado, glaciares al otro, el valle con el rio a tus pies y más allá el lago General Carrera y la Patagonia. Argentina y Chile unidas por la naturaleza en un instante en que todo parece detenerse. No se trata solo del paisaje, el viento y el frío ayudan a componer el retrato y te animan a seguir.

Subiendo por la Tartera hacia el Morro Negro, en Cerro Castillo, Chile
Subiendo por la tartera hacia el Morro Negro, en Cerro Castillo

Después de la estampa, el lago Cerro Castillo queda algo deslucido, pero no por ello es menos bonito. Seguramente si vienes desde el campamento El Bosque o La Tetera el corazón se te encoge dos veces, una al ver el lago y la otra cuando la Patagonia te sorprende, por desgracia no podemos saberlo porque aquel paso estaba cerrado.

La vuelta fue más sencilla físicamente, pero es difícil no ir mirando atrás o a los prados que sabes que dentro de poco no podrás seguir observando.

Panorámica de la Laguna Cerro Castillo
Campamento Porteadores – Campamento Neozelandés y Laguna Duff

6.2Km – 4h (Ida)

Después de la excursión del día anterior y de una noche pasada por agua teníamos nuestras dudas sobre si debíamos ir a la Laguna Duff o rendirnos al mal tiempo y volver al pueblo. El día amaneció con una ventana de buen tiempo y nos decidimos a aprovecharla. Aunque la ventana no fue tal. Aquel día nos hizo sol, nos llovió, nos nevó y nos azotó el viento. Aún y así conseguimos llegar a la laguna Duff.

Camino hacia el campamento Neozelandés, en Cerro Castillo, Chile
Camino hacia el campamento Neozelandés

Esta vez el camino transcurría entre árboles hasta llegar al campamento Neozelandés. El bosque bien podría haber sido el de Blancanieves o cualquier otro cuento de nuestra infancia, con árboles retorcidos y el musgo dibujando caras en los troncos. Cuando el camino se abre a los prados bajo las negras montañas saliendo del campamento Neozelandés uno se queda sin aliento de nuevo.

A partir de ahí los guardias del parque no se hacen responsables de lo que te pueda pasar. Mientras que en el bosque encuentras marcas amarillas cada poco tiempo, a partir del campamento Neozelandés las marcas desaparecen y tienes que guiarte por los hitos que otros excursionistas han colocado.

Laguna Duff, en Cerro Castillo, Chile
Laguna Duff

La subida hasta el lago Duff no fue menos dura que el día anterior, sobretodo anímicamente. El tener que orientarte se suma a que el camino está lleno de falsas cumbres que te hacen pensar que ya has llegado a tu destino solo para descubrirte después que toca seguir subiendo.

Eso, junto con varios neveros, cada vez más grandes, nos hicieron pensar que no podríamos llegar a ver el lago. Cuando por fin se descubrió ante nosotros, parcialmente helado, fue un maravilloso regalo. Empezó a nevar, pero aún así aprovechamos para sentarnos en unas piedras y comer alguna cosa mientras admirábamos el lago helado. La pausa no duró mucho y cuando el frio empezó a calar, bajamos hacia el campamento mientras el cielo nos daba una nueva ventana de buen tiempo.

Villa Cerro Castillo

De nuevo en Porteadores tocaba decidir si pasábamos otra noche en el parque, la tercera, o si bajábamos al pueblo. Las nubes amenazaban tormenta y los pasos estaban cerrados, no quedaban más excursiones por hacer. La duda era si debíamos meternos el palizón andando hoy o esperar a estar más descansados el día siguiente para emprender la vuelta.

Imágen de la laguna Duff helada, en cerro castillo, Chile
Imágen de la Laguna Duff helada

Al final decidimos no esperar más y cargar nuestros cuerpos y nuestros trastos hasta el hostal de una mujer que nos encontramos por el camino guiando a un grupo de ingleses. Fue la decisión correcta porque aquella misma tarde el cielo se cansó de la tregua y explotó la tormenta. Nuestros días en Cerro Castillo pasaron entre lluvias y tormentas y el último día, cuando ya nos íbamos, una capa blanca cubría todo el valle y los márgenes de la carretera.

Autobús reconvertido a restaurante en Villa Cerro Castillo
Autobús reconvertido a restaurante en Villa Cerro Castillo

Lo primero que hicimos al llegar fue darnos una buena ducha con agua caliente que fue la gloria y luego buscar un sitio donde comer algo más que conservas o bocadillos fríos. Nos habían recomendado un camión reconvertido a restaurante que hay a la entrada del pueblo y allí nos fuimos. El sitio está muy bien y la comida es abundante, aunque no nos libramos del pan que es imprescindible en cualquier comida Chilena.

Con las necesidades básicas cubiertas solo quedaba descansar y disfrutar del pueblo y sus alrededores que ofrece varias cosas que hacer para aquellos que quieren estar varios días. No muy lejos del pueblo hay varios puntos de escalada y una zona donde se conservan las pinturas de manos que los nativos dejaron en la zona. Además, desde Villa Cerro castillo parten a primera hora de la mañana autobuses para ir a ver las catedrales de mármol. Nosotros no tuvimos tiempo de visitarlas, pero nos las recomendaron muchas veces y lo tenemos apuntado para una próxima visita.

Huemules en la carretera el día que dejábamos Villa Cerro Castillo
Huemules en la carretera el día que dejábamos Villa Cerro Castillo

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