La más sagrada de las montañas: Koyasan 1


Cerca de Osaka se encuentra una de las montañas más sagradas de Japón: el monte Koya. Llegar hasta allí no es fácil ni barato, pero aún y así nos hicimos el viaje. Por suerte estábamos alojados a las puertas de la estación de Shin-Immamiya, en Osaka, y nos ahorrábamos la primera parte del viaje.

Esta vez, en lugar de hacer el viaje por nuestra cuenta, optamos por comprar un billete conjunto: El Koyasan World Heritage Pass. Gracias a este pase nos ahorrábamos algún dinerillo en el transporte.

Ya el viaje merece la pena. Desde el tren uno puede ir viendo como se va diluyendo la gran ciudad que es Osaka para dejar paso a zonas residenciales de casas, montañas y pueblos detrás de las colinas. Luego una especie de tren cremallera completa el trayecto entre las montañas que, en la época en la que fuimos, ofrecen una gran variedad de colores, desde el verde más verde hasta el rojo más intenso. El otoño en Koyasan, igual que en todo lo que vimos de Japón, es precioso.

Vistas desde el cremallera que sube a Koyasan

Vistas desde el cremallera que sube a Koyasan

El monte Koya es donde nace, en el año 816, el Budismo Esotérico, una de las religiones mayoritarias de Japón. Eso significa que aunque reconstruido, prácticamente todo en este monte es viejo, viejo de una manera que es difícil de imaginar. Empezamos el recorrido paseando por el enorme cementerio que creció en torno al sepulcro del fundador del Budismo Shingon, que recibe el nombre honorífico de Kobo Daishi. Después de que esta doctrina se hiciese popular, miles de personas quisieron ser enterradas en esta montaña y el cementerio se ha convertido en el más grande de todo Japón.

Cementerio de Koyasan

Cementerio de Koyasan

El paseo por el cementerio impresiona, no sólo las tumbas son antiguas, también lo son los árboles, el bosque, las piedras, hasta el sepulcro, donde algunas lámparas dicen que no se han apagado nunca desde hace más de 1000 años.

Junto con el cementerio el pueblo ofrece una bonita estampa, aunque el día que fuímos nosotros estaba desierto. Incluso las tiendas parecían cerradas. Suerte que por la tarde vimos salir a los chicos del instituto y alguna actividad porque si no hubiese sido incluso algo deprimente.

De nuevo el cementerio de Koyasan

De nuevo el cemeterio de Koyasan

Además de los templos y monasterios dedicados a esta rama del Budismo, aunque ellos mismos se definen como secta, Koya no deja de ser un pueblo de montaña y por tanto se pueden hacer varios trekkings con salida aquí. Nosotros visitamos Koyasan en un sólo día y no tuvimos tiempo de mucho, así que nos conformamos con hacer unos 3Km de uno de los caminos por el que las mujeres, que tenían el acceso prohibido a la zona de los monasterios, rodeaban el monte. Aunque es bonito, debe serlo mucho más en primavera y los avisos de alerta por osos salvajes te hacen ir en una tensión mayor de la que merece un camino como ese.

Con el monje Kawaii, símbolo de Koyasan

Con el monje Kawaii, símbolo de Koyasan

Al final pasamos un buen día en Koyasan y aunque seguramente dormir allí es toda una experiencia, nos volvimos a nuestro apartamento de 3 tatamis y ya lo dejaremos para otra ocasión.


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