Bolzano es un pequeño pueblo italiano cerca de la frontera con Austria. Dani había estado ya en este pueblo y decidimos que sería una buena idea parar un par de días para que el viaje no se hiciese tan duro y para recuperar el contacto con la naturaleza después de tantos días de asfalto y ciudades imperiales.
Vistas de Bolzano desde la montaña
Llegando a Bolzano todo parecía indicar que en el pequeño pueblo nos encontraríamos un precioso paisaje blanco e invernal con las montañas como telón de fondo. Nada más lejos de la realidad, no había ni gota de nieve y las suaves temperaturas contrastaban enormemente con las de hacia apenas 80Km. En algunos momentos hasta prescindimos de la chaqueta.
Sabíais que hay un antiguo castillo en Bolzano?
Pasamos un par de días muy agradables en Bolzano, paseando por sus montañas y por el margen del río, sin mucho más que hacer que disfrutar de la tregua que nos daba el tiempo y de la naturaleza que rodea a este pequeño pueblo.
El paseo junto al río en Bolzano
Lo peor de Bolzano fue el alojamiento. No por malo que también, si no por lo caro que salió. Dos noches pasamos en el lugar y cada noche dormimos en un sitio distinto. La primera en un AirB&B que salió caro pero que estaba muy bien. Era una especie de casa señorial donde había diversos apartamentos. Con la boca abierta nos quedamos cuando vimos el sitio donde íbamos a dormir. La segunda noche no tuvimos tanta suerte y además de caro el hotel dejaba mucho que desear. No es que no hubiésemos dormido en lugares peores, pero cuando pagas tanto por el alojamiento esperas ciertas comodidades.
Una de las bonitas calles del pueblo
Al final lo mejor de Bolzano fue encontrar los típicos mercados navideños europeos junto con la gran tranquilidad que da un pueblo en las montañas y un clima de lo más agradable después de unos días de mucho mucho frío.
Qué sitio más tranquilo, seguro que se respiraba un aire muy puro.
Ya sabes, próxima escapada!