Mi barrio 4


Hoy os encontraréis con un post algo diferente. Un pequeño escrito de Roser.

26/10/2016

“Mi barrio está lleno de historia. De una historia reciente, de edificios coloniales y letras chinas. Mi barrio está ubicado en la ciudad portuguesa, y más tarde holandesa, de la ciudad de Melaka. Mi barrio es tranquilo, aunque estoy segura que en su día hubo un gran bullicio. Mi barrio está lleno de locales abandonados y algunas casas que también. Mi barrio está lleno de historias sin contar, de arte por encontrar y de callejones por descubrir. En mi barrio es fácil escurrirse por algunas de los blancas callejuelas que te llevan a parar, cada día, a un lugar nuevo. Y fascinada por haber encontrado ese lugar mágico en el que te encuentras tu sola, te das cuenta que no has salido de tu barrio. Tan pequeño y tan grande a la vez. Mi barrio está lleno de comercios de gente de origen chino. Sus sonrisas me saludan cada mañana, sus fachadas polvorientas remarcan el paso de los años, sus caracteres chinos, indescifrables para mí, me fascinan cada vez que pasó por allí. Mi barrio está lleno de farolillos chinos, que se encienden por la noche, y bum! aún es más mágico mi barrio.

 

Durante la colonización holandesa, las primeras calles de mi barrio fueron construídas y habitadas por los residentes holandeses, que se instalaron en la portuaria ciudad. Las demás calles eran para los visitantes. Así que creo que yo estoy en el lugar que me toca. Vengo de visita, me he quedado durante un tiempo, pero no vengo a quedarme. Vengo de visita aunque me haya sentido más a gusto que en mi casa. He sentido este lugar como un hogar, algo que hace tiempo que no tengo. Por decisión propia, pero quizás por volver a tenerlo, me he dado cuenta de cuánto lo he echado de menos. El que tenía y el que dejo ahora.

No sé dónde irán a parar estas palabras, ni sé menos aún, de dónde proviene esta tristeza que hace unos días me invade. Por más que me preguntó, no sé encontrar la respuesta. Será melancolía?

Ahora tengo que decir un adiós interno a mi barrio, a mis sonrisas arrugadas, a mis ojos picarones, a mis letras chinas y a mis farolillos encendidos. Y no quiero. Sinceramente, es algo que me da pena. Tengo la esperanza de poder volver algun día a esta preciosa ciudad, por la que la mayoría de las personas que pasan sólo están unas horas. Tengo la esperanza de volver algún día a mi ciudad, a mi barrio y a mi desconocida gente.  “


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